Resumen
En San Vito Chietino, el mar es la esencia de todo: se respira por las callejuelas del centro, se admira desde la playa, se escucha cuando se reúne en el muelle al atardecer para pasear entre el batir de las olas y el canto de las gaviotas. Aquí, en el pueblo que fue refugio para Gabriele d'Annunzio durante largas temporadas, uno no puede permanecer indiferente ante la belleza del litoral de Trabocchi, con sus playas de arena o de guijarros, sus impresionantes vistas y sus atmósferas con olor a sal. La ciudad, ubicada en lo alto del mar, cuenta su pasado medieval con los restos de las murallas defensivas y sus hermosas iglesias, pero hoy es sobre todo el mar, un mar que no es sólo vacaciones sino que es vida, vida cotidiana, identidad.
"Desde la punta extrema del promontorio derecho, sobre un grupo de rocas, se extendía un desbordamiento, una extraña máquina de pesca, toda compuesta de tablas y vigas, similar a una araña colosal", es la imagen descrita por el vate en el "Triunfo de la Muerte".
