Resumen
La Virgen que se escapa, uno de los acontecimientos más importantes de la ciudad de los Abruzos, se celebra el Domingo de Resurrección en el bello marco de la plaza Garibaldi.
Tras el triduo pascual, a cargo de la Cofradía de la Trinidad, la Cofradía de Santa María de Loreto recrea el acontecimiento evangélico de la Resurrección y el tema central es el encuentro entre la Madre y el Hijo.
No puede llamarse procesión religiosa ni espectáculo: lo que se vive en Sulmona es la representación, cargada de emoción, del encuentro entre la Virgen y Cristo resucitado.
Los elevados sentimientos religiosos se unen al amor único, inmortal y plenamente humano de una madre que encuentra a su hijo.
Aunque en toda Italia se celebran actos religiosos similares, el de Sulmona tiene un rasgo peculiar: la Virgen, al reconocer a su Hijo, emprende una carrera frenética.
Según la tradición, la Virgen, encerrada en la iglesia de San Filippo Neri, del siglo XVII, sale del lugar al que se ha retirado en señal de luto, tras las tres llamadas de los santos Pedro y Juan para anunciar la resurrección de Cristo, y, avanzando lentamente, llega hasta el centro de la plaza. Desde aquí, al divisar al Hijo resucitado, emprende su carrera frenética para reunirse con Él y, cuando la esperanza parece convertirse en certeza, deja caer el manto negro del luto para vestirse con los colores de la alegría mientras vuelan doce palomas blancas.
Un ambiente de participación y emoción general envuelve esta representación que logra tocar las cuerdas del alma humana, cuestionando valores más auténticos, como el profundo vínculo que une a una madre con su hijo.
Entrada gratuita
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