2 días en Trento, qué hacer en la capital en un fin de semana
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Para los que vienen del norte, Trento es una de las puertas de entrada a Italia. Al pasear por sus calles se respira una atmósfera especial, suspendida entre una italianidad orgullosamente afirmada y la histórica influencia germánica. Lugar de encuentros y choques entre peregrinos de la ruta germánica, ejércitos de mercenarios que conquistaron el Belpaese y artistas en viaje por el Gran Tour, con sus monumentos, su historia y el sorprendente marco natural en el que está inmersa la ciudad, ofreciendo muchas ideas para pasar un fin de semana de cultura y diversión.
De Plaza de la Catedral a Piazza di Fiera
Su ruta sólo puede comenzar en la céntrica Piazza del Duomo, donde se exhiben algunas de las joyas arquitectónicas de Trento, empezando por la Catedral, dedicada a San Vigilio, patrón de la ciudad: aquí podréis visitar la famosa Capilla del Crucifijo, sede del Concilio de Trento, del siglo XVI. Complementan su escenario encantador, sobre todo en invierno con la nieve, los fondos históricos renacentistas del Palacio Cazuffi y el Palacio Rella, antiguas residencias nobiliarias, con sus fachadas embellecidas por decoraciones tradicionales al fresco; el Palacio Pretorio, la Torre Cívica y la Fuente de Neptuno, situada en el centro de la plaza del Duomo, coronada por una estatua del dios del mar que sostiene un tridente: una referencia, al parecer, al antiguo nombre de la ciudad (Tridentum).
Cruzar Via Belenzani y Via Manci es como dar un paso hacia atrás en el tiempo: podréis sumergiros en los numerosos encantos medievales y barrocos de la ciudad, hasta llegar a la Piazza Silvio Pellico, donde, desviándoos un poco, tendréis la oportunidad, todos los martes por la tarde, jueves y sábados por la mañana, de hacer unas compras de km0, con especialidades gastronómicas trentinas, en el mercado cubierto Campagna Amica, una fundación que promueve la excelencia y la biodiversidad de la cadena italiana de suministros agrícolas.
Una vez saciados de manjares, os espera el Castillo del Buonconsiglio, sede de los príncipes-obispos desde el siglo XIII, rico en frescos y torres almenadas, quizás el monumento más importante de la región. Dentro de este complejo de edificios de distintas épocas, se conservan aún las celdas en las que estuvo encarcelado el irredentista y patriota Cesare Battisti.
Al final del primer día, cuando, con las montañas como telón de fondo, Trento se convierte en un belén iluminado, acercaos a la Piazza di Fiera (Plaza de la feria), corazón de los tradicionales mercadillos navideños y de otros muchos actos culturales y ferias que tienen lugar a la sombra del monumental Palacio Episcopal y del Torreón Madruzziano, erigido para vigilar la ciudad. Es la ocasión perfecta para degustar dulces locales o una excelente cerveza artesanal, o para darse un capricho con las compras navideñas.
De el MUSE a Valsugana
El segundo día vais a dedicarlo al territorio, inauguradlo con una visita temprana al MUSE, el visionario Museo de la Ciencia, diseñado por Renzo Piano: es ideal para entrar en sintonía con la relación entre el hombre y la montaña, que constituye el núcleo de la filosofía expositiva del museo. Entre talleres e instalaciones multimedia, también podréis explorar el famoso invernadero tropical, que reproduce el ecosistema de una selva tropical en medio de los Dolomitas.
Trento encarna un sugestivo oxímoron: es una ciudad de montaña en la que se pueden aprovechar las numerosas oportunidades que ofrece para disfrutar de los deportes al aire libre, tanto en invierno como en verano. Picos majestuosos como el Monte Bondone -a poco más de media hora en coche de Trento- permiten practicar esquí alpino o de fondo, senderismo y ciclismo.
En el lago de Garda, a unos 50 minutos de la capital provincial, podéis navegar a vela, con cometa o windsurf, mientras que el río Adigio es un escenario extraordinario para aventuras en kayak o rafting. Por último, las paredes del Arco di Trento son asombrosos gimnasios naturales para la escalada deportiva y un trampolín natural del parapente.
Si preferís relajaros y tal vez descansar vuestros músculos tras un día de deporte, podéis refugiaros dentro del acogedor calor termal al atardecer: hay varios centros en la zona, entre ellos las Termas de Levico y Vetriolo, en Valsugana, primer destino con certificación de turismo sostenible. El agua Forte, que brota de las montañas de Lagorai, es un remedio natural contra la ansiedad, el estrés y las enfermedades dermatológicas.
Quesos antiguos y de “malga” (caserío), como el Puzzone Di Moena, el Casolét Del Valle Di Sole o la Spressa Delle Giudicarie; platos históricos como la “carne salada” (embutido de carne de ternera), primer producto en recibir el De.co, la denominación de origen municipal de los pueblos del Alto Garda; truchas y salvelinos criados en arroyos, manzanas y pequeños frutos; y, de nuevo, vinos y muchas otras excelencias que conforman la marca de calidad Trentino. El mejor colofón para vuestro fin de semana en Trento es que acabéis en la mesa: ¡buen provecho!