Resumen
El Museo de Spedale del Ceppo, instalado dentro del hospital, contiene una colección de cientos de instrumentos quirúrgicos antiguos, pero quizá no sea eso lo más cautivador. Ahora que las funciones como centro de cuidados se han trasladado al nuevo hospital, el hospital histórico ha conservado en el jardín el pequeño edificio de la cámara anatómica con frescos, donde los practicantes aprendían la profesión. Ver tanta prestancia dieciochesca en colores apagados entre retratos de médicos ilustres puede llegar a ser conmovedor. Una inscripción en latín explica que no hay nada tan difícil que no se pueda entender con la pasión de la investigación.
La raíz de la palabra «hospital» es la misma que en la palabra «huésped»: el primer impulso para fundar el instituto en la Edad Media fue precisamente la voluntad de dar la bienvenida a los peregrinos que querían rendir homenaje a la reliquia del santo patrón Jacopo conservada en la catedral de San Zeno. Hoy en día, el antiguo pasillo del hospital dedicado al santo es la sala de exposiciones del Museo.
Aquí también se explican muchos eventos y la técnica del friso de terracota vidriada que llama la atención sobre la fachada del edificio cuando se mira desde la plaza. Sobre el pórtico renacentista, las escenas polícromas pasan revista a las obras de misericordia corporales entre las virtudes cardinales y teologales, para recordar cuáles son los deberes no solo de los médicos sino también de cualquier cristiano. La terracota es obra del círculo de artistas toscanos formado en torno al fundador Luca della Robbia, que luego desembocó entre los siglos XV y XVI en la rivalidad entre la dinastía original y los Buglioni: la mayor parte del friso de Pistoya parece ser obra de Benedetto Buglioni.
