Vipiteno, entre paisajes alpinos y monumentos centenarios

No todo el mundo sabe que Vipiteno tiene orígenes romanos, de los que no queda casi nada, pero lo que encanta nada más llegar a este municipio de la provincia de Bolzano es el perfecto equilibrio entre magníficas vistas, cultura y arte.

El paisaje es variado, con sus casas de colores, sus iglesias góticas, sus callejuelas de montaña y el ideal abrazo de un paisaje que parece casi pintado sobre el lienzo perfecto del cielo. Si estás listo para sumergirte en la belleza, has elegido el lugar adecuado. 

La calle principal de Vipiteno atraviesa tanto la ciudad vieja como la ciudad nueva y, aunque está bordeada a cada lado por pequeñas tiendas, es una buena idea aprovechar ese tímido rayo de sol para comenzar tu visita antes de ir de compras.

La premisa es que no puedes renunciar a una rebanada de strudel y al óptimo speck trentino, pero este lugar del valle del río Isarco tiene más opciones, y aún sigue brillando con la luz tardomedieval que habla de su larga historia. 

No puedes perderte la torre delle Dodici, llamada así porque el tañido de su campana llamaba a los ciudadanos al descanso del mediodía. Con 46 metros de altura, domina el centro de la ciudad y se remonta a la segunda mitad del siglo XV, aunque debido a un incendio fue reconstruida en el siglo XIX, sobre el emplazamiento de la puerta de entrada al centro de la ciudad y fue enriquecida con un reloj de sol. 

La segunda parada en la ciudad de Vipiteno es en el ayuntamiento del siglo XV, para ver la cámara del consejo en estilo gótico. Aquí, las paredes de madera y el techo con vigas hacen que la sala sea la más hermosa de su tipo en todo el Tirol. Antes de marcharte, merece la pena echar un vistazo a la colección de obras de arte que se guardan en su interior, y así llegar al siguiente descubrimiento. 

Al cruzar el umbral, te encontrarás inmediatamente con los preciosos paneles de altar del gótico tardío realizados por Hans Multscher de Ulm para la iglesia parroquial. Junto con otras partes conservadas aquí, representan lo que fue uno de los mayores y más caros altares de toda la región alpina. En el mismo edificio, situado dentro de la sala de la Orden Teutónica, se encuentra también el museo cívico. 

Al llegar a Castel Tasso, te darás cuenta de que estás ante uno de los castillos mejor conservados de todo el Alto Adigio, pero es el interior el que no debes perderte. Durante la visita guiada se te mostrará la cocina original, el baño, los dormitorios medievales del antiguo palacio, los salones ricamente revestidos de madera, la sala verde con el portal gótico y muchos otros detalles que serán fuente de curiosidad para adultos y niños. 

Este castillo solo puede verse desde el exterior, pero merece una visita por su orgullosa belleza. Y es aquí donde puedes terminar tu itinerario. Perteneció a la familia Trautson y consta de una fortaleza inferior y otra superior con torreón y palacio. Dañado durante la Segunda Guerra Mundial, posteriormente fue profundamente restaurado.