Roncobello, a unos 50 kilómetros de Bérgamo, es un pueblo de solo 492 habitantes que a lo largo de la historia ha mantenido sus dimensiones y su estructura original. Se encuentra en el valle del arroyo Valsecca, que se cruza con el alto Val Brembana.
Los primeros asentamientos estables se remontan a la época de las invasiones bárbaras. En particular, los estudiosos creen que, alrededor del siglo VI d. C., los habitantes que huyeron de la cercana Valsassina fueron los primeros en llegar a este territorio, según atestiguan algunos topónimos que son iguales en ambas zonas. La existencia del pueblo queda acreditada por documentos que se remontan al 1258, en los que se cita la subdivisión de las tierras, que tuvo lugar casi setenta años antes, llevada a cabo por el obispo de Bérgamo, su propietario.
La economía de Roncobello se caracterizaba por el pastoreo y el curtido de pieles. También existían algunas minas, de las cuales la más conocida, desde la época prerromana, era aquella de la que se extraía oro, ubicada en una zona no precisada de Bordogna. En un acta redactada en 1234, se nombra esta fracción, cuyo nombre se remonta a Bordonus, probablemente un antiguo habitante que tenía propiedades en la zona.
Aquí todavía están presentes el núcleo fortificado de la torre y la capilla de San Rocco, en recuerdo de quienes murieron por la peste de 1630.
En 1442, el pueblo pasó a formar parte de la República de Venecia, por lo que se benefició de reducciones fiscales y privilegios.
En el segundo paraje, el de Forcella, hay una pequeña iglesia con unos frescos preciosos y un pórtico que se utilizaba como refugio para los viandantes.
Al continuar por el camino, se llega a Baresi, que aún conserva el núcleo histórico desde el que, en 1400, emigraron a Bérgamo y Venecia los pintores Bonetti.
Por último, después de Roncobello, se llega a Capovalle, donde se encuentra la pequeña iglesia dedicada a la Virgen de las Nieves.
Desde aquí, la carretera, por la que se puede circular, se adentra literalmente en el pinar y asciende a la cuenca de Mezzeno, punto de partida de las excursiones a los lagos Gemelli, al Rifugio Alpe Corte, al lago Branchino, al Sentiero dei Fiori, al Pizzo Arera y a la entrada del Bus del Castel, el «hueco del castillo». Se trata de una gruta muy profunda, enorme, que desciende 422 metros desde la entrada, con un desarrollo total, en vertical, de unos 1700 metros. Es una cavidad muy articulada, con diferentes ramificaciones, meandros y salones, recorridos en algunos tramos por un torrente subterráneo con cascadas y pozos aptos únicamente para espeleólogos expertos. Los alrededores presentan emocionantes paisajes kársticos (con los efectos ambientales del agua sobre las rocas en la superficie y en las profundidades).
En 1927, se añadieron definitivamente los municipios de Baresi y Bordogna.