La iglesia de Santi Filippo y Giacomo, construida en una colina donde antes había un castillo medieval, domina el pueblo de Cerete Alto. Se construyó en el siglo XVIII según el proyecto del escultor Andrea Fantoni, originario de Rovetta, en su primera experiencia como arquitecto.
Para ello, se utilizaron materiales recuperados de la antigua casa parroquial destruida y de la que solo queda la capilla Marinoni.
En el interior hay una Virgen, obra del taller de los Fantoni, vestida con unos ropajes realizados y donados por los habitantes de Cerete como exvoto.
El altar mayor, obra también de Fantoni, es de mármol negro de Gazzaniga, con inserciones de mármol blanco de Carrara y decoraciones florales de mármoles polícromos.
Un poco más abajo se encuentra la capilla Marinoni, construida entre 1503 y 1512 y símbolo oficial del inicio del Renacimiento de Bérgamo. Albergaba tres sepulturas distintas, de mujeres, de hombres y de niños, destinadas a los miembros de la familia noble de la que recibe el nombre, cuyo escudo de armas todavía se puede ver en el marco de la entrada.
El exterior presenta una fachada con tejado a dos aguas, con un gran portal flanqueado por dos ventanales que permitían a los transeúntes detenerse a rezar incluso cuando la iglesia estaba cerrada, según la tradición local de los siglos XV y XVI.
El exterior y el interior presentan frescos de iconografía religiosa que, en el pasado, debido al analfabetismo generalizado, sustituían a los textos sagrados.
La iglesia de San Vicente Mártir, en Cerete Basso, tiene orígenes antiguos: se supone que se construyó antes del año 1000 y que se consagró entre el 1444 y el 1575.
La fachada, de color amarillo claro, sencilla y lineal, esconde la fastuosidad artística del interior, donde destacan 6 capillas que, a su vez, custodian obras de gran valor artístico, como un crucificado de madera del taller de Fantoni, un retablo de Domenico Carpinoni, un altar de mármol polícromo de los Corbarelli, adornado con obras estatuarias del taller de los Fantoni y tres grandes telas pintadas de Antonio Cifrondi.
La cripta esotérica, que es única en su género, ocupa un pequeño espacio y es la capilla funeraria de don Stefano Perinei, a quien asesinaron por haber desobedecido al obispo de Bérgamo, quien le había ordenado destruir los estucos paganos que recubrían la bóveda.