Fuerte San Giovanni: una obra maestra de la arquitectura militar de Finale Ligure
El fuerte San Giovanni se construyó entre 1642 y 1643 según el proyecto del arquitecto militar lombardo Francesco Prestino, al servicio de España. Para hacer frente a las incursiones berberiscas que llegaban repentinamente a las costas de Liguria entre los siglos XVI y XVIII, en los pronunciados cabos que se encuentran entre la Caprazoppa y el promontorio de Varigotti, se construyó un sistema de torres de vigilancia y defensa, las cuales siguen siendo hoy un elemento característico del paisaje del litoral de Finale. Caracterizado por sus espectaculares muros en forma de pinza, ofrece desde sus terrazas una vista espléndida de Finalborgo, los valles de alrededor y el mar. Perfectamente situado en la ladera de la colina que domina el Borgo, se puede llegar en cinco minutos a pie por la antigua Strada Beretta. Gracias a su posición, el fuerte goza de una amplia vista de los valles circundantes y del centro histórico, del que dista unos quinientos metros, que se pueden recorrer a pie a lo largo de la Strada Beretta, la cual se construyó en los mismos años y que asciende por la cresta desde la Porta Mezzaluna hasta otra preciosa fortaleza, el Castel Govone, que conectaba el ducado de Milán con el de Finale. Modernizado y ampliado durante el siglo XVII, el fuerte San Giovanni fue parcialmente demolido en 1713 por los genoveses y, después de un periodo de abandono, en 1822 fue utilizado por el gobierno de los Saboya como prisión, uso que se le dio hasta principios del siglo XX. Su aspecto actual se debe a las obras de restauración realizadas a finales del siglo pasado. Perfectamente integrado en el paisaje, el fuerte se caracteriza por la presencia de garitas colgantes en las esquinas y por los altos muros en forma de pinza del frente meridional. Al complejo se entra por el lado norte, donde de inmediato te encuentras el edificio de dos plantas con las celdas de la cárcel (en las pizarras alrededor de las puertas todavía se pueden ver las pintadas del siglo XVIII realizadas por los prisioneros). En el centro del complejo destaca la torre central, el «torreón», que incluye el calabozo medieval preexistente, mientras que al sur se encuentra un edificio dispuesto en tres niveles, en el que el más bajo da directamente a la plaza de armas del fuerte. Todos los espacios del fuerte se pueden visitar, incluida una pequeña capilla y una antigua cocina de la que todavía se puede ver el hogar de sillería. Además, desde las terrazas y las aberturas de las garitas se pueden contemplar distintas vistas del territorio circundante.
Un viaje en el tiempo a través de siglos y distintos destinos para descubrir una imponente fortaleza que domina el territorio y su historia.