Visitar el Museo Diocesano es una valiosa oportunidad para conocer a fondo la historia de la ciudad y redescubrir algunas obras que dan testimonio de las vicisitudes de la Iglesia en Génova. Aquí encontrarás objetos artísticos y representaciones figurativas vinculadas firmemente a los ritos y a la religiosidad de las comunidades autóctonas. La producción artística exclusiva vinculada a la historia de la diócesis se presenta en orden cronológico. En las salas subterráneas se conservan restos arqueológicos de época romana y objetos funerarios que narran los hechos más antiguos. Las pinturas con pan de oro de Bernabé de Módena, un fragmento del fresco de la capilla de Marini de Cristoforo De' Mottis, otras esculturas del siglo XIV y el extraordinario monumento fúnebre del cardenal Luca Fieschi son los ejemplos más significativos de la pintura y escultura medieval y renacentista de Liguria. El «Políptico de san Lázaro» de Pietro Francesco Sacchi, el «Retablo con las historias del Bautista» pintado por Teramo Piaggio y Andrea Semino, así como «La piedad», con san Juan Bautista y san Nicolás de Tolentino, de Agostino Bombelli, son obras que ilustran la evolución del arte figurativo genovés de la primera mitad del siglo XVI. De belleza insuperable es el palio en el que está representada la «Lamentación sobre Cristo muerto», realizado por un bordador flamenco anónimo en torno a 1515, y el precioso repositorio de plata repujada, acabado en oro y donado a la iglesia de San Siro en 1615 por Placida Doria, sobrina del gran almirante, cuyas imágenes están presentes en la banda del basamento. En las dos salas de la primera planta, en cuyas paredes se conservan fragmentos de frescos medievales, se encuentran también una cruz relicario del ámbito bizantino y una serie de bandejas de fabricación alemana de latón repujado, cincelado y punzonado (siglos XV y XVI). Otra sección está dedicada a la exposición de enseres, ornamentos y decoraciones, con una escenografía que reproduce el sugerente paramento de un altar de estilo barroco y la imagen de una procesión. Por último, la extraordinaria «Virgen de Loreto» de Domenico Fiasella y los imponentes lienzos de Gregorio De Ferrari, como el «Tránsito de santa Escolástica» y «Tobías da sepultura a los muertos», son ejemplos del gran valor artístico de la ciudad. Un rico patrimonio de obras de arte que atestigua la profunda tradición cristiana y el brillante pasado de la república marítima, que en 1637 coronó a la Virgen María como «Reina de la ciudad», como se puede ver en los frescos del siglo XVIII del anillo superior del claustro.