Ariccia, la ciudad ideal del barroco de Bernini
A lo largo de la Vía Apia y en el centro de Ariccia encontrarás una de las plazas más bonitas de Italia, la Piazza di Corte, fruto del genio de Gian Lorenzo Bernini, que fue enviado aquí por el papa Alejandro VII, de la familia Chigi, para rediseñar todo el pueblo, incluido el parque.
En la plaza adornada por dos fuentes se alzan el Palacio Chigi y la Iglesia de Santa Maria Assunta, dos obras maestras absolutas del barroco.
Después de tanto arte, podrás refrescarte en una fraschetta, la taberna típica donde comer la Porchetta IGP y beber el vino de Castelli Romani.
En el palacio donde se rodó El Gatopardo
Si bien Ariccia tiene unos orígenes inciertos, pero seguramente anteriores a la fundación de Roma, su renacimiento sí tiene una fecha precisa: 1661. En ese año, la familia Chigi compró el feudo de la Vía Apia, confiándolo al arquitecto y artista Gian Lorenzo Bernini su rediseño. Bernini gozó de carta blanca para rehacer el pueblo, que se convirtió en una especie de ciudad ideal barroca.
El proyecto de Bernini se articula en torno a la escenográfica Piazza di Corte, en la que se encuentra el Palazzo Chigi, una reconstrucción del siglo XVII de un antiguo castillo medieval. Si bien por fuera es más bien austero, al gusto de los castillos franceses, su interior es una exaltación de la decoración y el mobiliario barrocos, que han llegado intactos hasta nuestros días.
Es en estas suntuosas salas donde el director de cine Luchino Visconti rodó algunas escenas de la película El Gatopardo, y como él otros directores también han utilizado los salones para rodar películas históricas.
Hoy se visita como un museo: en algunas salas se ha instalado la Pinacoteca del Barroco Romano, con 300 importantes obras de artistas como Salvator Rosa, Luca Giordano, Mattia Preti, Giacinto Brandi, Guido Reni, Giovan Battista Gaulli llamado el Baciccio y muchos otros.
Frente al palacio, Bernini realizó la Iglesia de Santa Maria Assunta, que constituye la iglesia barroca por excelencia: de planta redonda, está precedida por un pórtico con tres arcos y está coronada por una majestuosa cúpula, obra del alumno Antonio Raggi, que recuerda en sus proporciones a la del Panteón.
En la piazza di Corte también se alza la Locanda Martorelli, un edificio que en la época dorada de Ariccia, la del Grand Tour, era frecuentado por pintores como Turner y Corot, y por escritores como Stendhal. En la actualidad está dedicado a la celebración de exposiciones y de eventos culturales.
En el bosque sagrado de Ariccia
El parque de 28 hectáreas que se abre a un lado del Palazzo Chigi fue construido en el siglo XVI sobre los restos del bosque sagrado de los romanos dedicado a Diana, que se extendía en el lado izquierdo de la Vía Apia desde Roma hasta el lago de Nemi.
Aquí también se aprecia la mano de Bernini, que anticipa el jardín romántico mediante el diseño de obras como la cueva de nieve y las fuentes del Mascherone.
La zona verde, ahora propiedad municipal, está incluida en el Parque Regional dei Castelli Romani.
Qué comer en Ariccia
Ariccia es la capital de la porchetta, la típica comida de street food del centro de Italia: un cerdo entero deshuesado y horneado durante varias horas, condimentado con varias especias, cortado en rebanadas finas y comido en bocadillo. Muchos lugares reivindican su paternidad, pero Ariccia es uno de los más acreditados.
La porchetta se come aquí en las fraschette, las típicas tabernas de Castelli Romani, una zona reconocida por la calidad de sus vinos gracias a los suelos volcánicos ricos en minerales. El nombre deriva de la costumbre de los taberneros de colgar unas ramas en la entrada para indicar la disponibilidad del nuevo vino.
En los menús nunca faltan los espagueti a la carbonara, la amatriciana o cacio y pepe.
Desconfía de los locales demasiado refinados: las fraschette originales son lugares sencillos, donde concluir las excursiones por el campo.