La Vía Francígena, un camino espiritual del turismo “slow” siguiendo los pasos de los peregrinos
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En su día fue una antigua ruta de peregrinación a Roma y Tierra Santa en busca del yo interior, hoy se enriquece con una dimensión que es sinónimo de turismo “slow” y ecológico para volver a entrar en contacto consigo mismo: 5 puntos para ilustrarla y entrar en el espíritu adecuado para beneficiarse de ella.
Qué es
Es una ruta que serpentea a lo largo de 1.800 kilómetros desde Canterbury hasta Roma, que el abad Sigerico recorrió en el año 990 para recibir la sagrada investidura como arzobispo de la ciudad británica. Sucesivamente este itinerario fue experimentado por los peregrinos europeos para llegar a Roma, el corazón de la cristiandad, y continuar más al sur para embarcarse hacia Tierra Santa. Cruza cuatro países de Europa: Reino Unido, Francia, Suiza e Italia y en 1994 se le otorgó la mención de Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa.
La ruta
El tramo italiano se extiende desde el puerto de montaña del Gran San Bernardo en el Valle de Aosta hasta Roma, con una longitud total de unos 945 kilómetros que atraviesan nueve regiones. Se puede recorrer a pie con una media de 20 kilómetros diarios y una duración de alrededor de un mes y medio, o en bici con una bicicleta híbrida o de montaña, pedaleando unos 60 kilómetros a diario que permiten completarlo en un par de semanas. En ambos casos, la ruta es apta para todos.
Los lugares
Salpicada de señales que acompañan a los peregrinos en ruta indicando la dirección correcta, la ruta serpentea entre ciudades y naturaleza a través de senderos de montaña, caminos de herradura, senderos rurales, carreteras arboladas y antiguos adoquines. Desde los pastos del Valle de Aosta hasta el Valle del Po, desde las orillas del río Po hasta los bosques de los Apeninos, desde la campiña toscana hasta los lagos de Lacio, pasando por los arrozales, los campos de trigo y los viñedos, los peregrinos recorren el camino, abrazados por la naturaleza y acompañado por el silencio y la paz.
Hospitalidad y credenciales
A lo largo del itinerario hay albergues, alojamientos, puntos de restauración y servicios para acoger y cobijar a los peregrinos que recorren el camino. La Credencial es un documento especial expedido por la Asociación Europea de Vía Francígena que se sella durante las etapas y que proporciona el acceso a las instalaciones de las casas de acogida para los peregrinos. Si se recorre los últimos 100 kilómetros a pie o 200 kilómetros en bicicleta, también se recibe el Testimonium, un documento que certifica la cumplimentación total de la peregrinación.
Por qué elegirla?
Se trata de una oportunidad única para los amantes del turismo lento, en estrecho contacto con la naturaleza y el territorio, pero también con la historia y las tradiciones que siguen muy vivas en los lugares recorridos. Caminar siguiendo su propio ritmo, envueltos en el silencio y disfrutando de la autenticidad de los productos locales, permite a los nuevos peregrinos disfrutar de un camino espiritual de búsqueda interior y reconectarse consigo mismos, descubriendo su propio pulso y energía vital.