Descubriendo los teatros más importantes de Italia, destinos especiales donde vivir una experiencia única
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Joyas arquitectónicas, muchos de ellos son accesibles aunque no vayas a asistir a los espectáculos, se unen de manera indisoluble a la ciudad en la que se encuentran y son custodios de historias fascinantes, incluidos algunos pequeños secretos.
Milán, Venecia, Florencia, Roma, Bari y Palermo: tras las puertas de los teatros italianos se esconden fascinantes historias, leyendas y maravillosas obras de arte. Te llevamos al corazón de su belleza.
Teatro de la Scala, Milán: el templo de la mundanidad
Entre los más famosos, destaca el Teatro de la Scala de Milán, que debe su nombre singular a la iglesia de Santa Maria alla Scala, demolida precisamente para dar paso al teatro inaugurado en 1778. Diseñado por Giuseppe Piermarini para sustituir al Teatro Regio Ducal, destruido en un incendio, La Scala, como se llama comúnmente, se puede visitar cuando no hay ensayos o espectáculos en curso. Entre las áreas accesibles están los palcos, incluido el real, y el escenario, con sus secretos. En especial, podrás disfrutar del encanto de la gran sala asomándote desde los palcos del tercer piso.
Descubrirás la estructura de un típico teatro a la italiana, reunido alrededor del escenario, que sin embargo, no es visible de forma integral desde todas las posiciones. Hoy esto puede suponer una limitación, pero en los tiempos en los que se construyó el Teatro de la Scala no representaba un problema, porque ir al teatro era, ante todo, una ocasión mundana, una concepción que hoy ya no existe. Excepto el 7 de diciembre, día de la Prima della Scala, que siempre acoge a personajes ilustres. Tanto por las presentaciones de las nuevas relaciones de pareja como por los atuendos, durante una noche se revive el cuchicheo mundano de épocas pasadas.
La visita al teatro también incluye un recorrido expositivo por algunas salas en las que se repasa la historia de la música con exposiciones dedicadas a los instrumentos musicales, a los compositores y a los y las cantantes de mayor fama. ¡Podrás ver auténticas reliquias!
Teatro La Fenice, Venecia: resucitado dos veces de sus cenizas
También el Teatro La Fenice de Venecia es del siglo XVIII. Inaugurado en 1792, se encuentra en el «sestiere» de San Marco, y se le llamó así porque, como el animal mitológico, simbolizaba el renacimiento de la Nobile Società dei Palchettisti, que previamente se había visto obligada a ceder el Teatro San Benedetto a la familia nobiliaria de los Venier.
Un nombre, un destino, cabría decir, porque La Fenice quedó destruido dos veces y se reconstruyó otras tantas, siempre después de un incendio. El primero, en 1836, y el segundo en tiempos más recientes, en 1996. Este último fue un incendio provocado y devastador: se necesitaron siete años de restauración para devolver La Fenice a su esplendor. «Com'era, dov'era» (Como era, donde estaba), el lema que inspiró las obras, fue el mismo que se siguió para la reconstrucción del campanario de San Marcos después del derrumbe de 1902.
Hoy como ayer, La Fenice es un triunfo de la pomposidad en estilo tardobarroco que fascina y maravilla. Además de la sala de representaciones, el teatro cuenta con muchas otras salas, reservadas para conciertos y exposiciones, como la permanente sobre Maria Callas, que actuó aquí en numerosas ocasiones. ¿Una curiosidad? La entrada actual, que da a Campo San Fantin, era antes la secundaria: los nobles, de hecho, llegaban en góndola y accedían al teatro directamente desde el canal.
Recorrido: el teatro está abierto al público todos los días, para las visitas guiadas no es necesario reservar y la entrada se compra directamente en el propio teatro.
Teatro Verdi, Florencia: un espectáculo toscano de récord
En Florencia, el teatro por excelencia es el Verdi. En sus 160 años de historia no ha vivido las mismas vicisitudes que La Scala y La Fenice, pero cuenta con un pequeño récord: es el teatro a la italiana más grande de la Toscana.
En este caso, no hay visitas guiadas, ya que el edificio está gestionado por una entidad privada. Si vas a la ciudad por un viaje de placer o de negocios, no pierdas la oportunidad de asistir a una representación: danza, teatro, musical, la selección de espectáculos es realmente amplia.
Teatro dell'Opera de Roma: un templo renacentista
Inaugurado en 1880, después de solo 18 meses de obras, el Teatro dell'Opera de Roma tiene un estilo suntuoso y neorrenacentista, en línea con los gustos de la época. Así lo quiso el constructor Domenico Costanzi, que intuyó el potencial de una ciudad en expansión, como era la Roma de la época, que aún no contaba con un teatro imponente que pudiera convertirla en un centro de la cultura para Italia y el mundo.
Entre los atractivos que no debes perderte está la cúpula pintada con frescos por Annibale Brugnoli, natural de Perugia, que contribuye a darle a la estructura su acústica perfecta.
Recorrido: el teatro está abierto a las visitas durante toda la semana para escuelas, organismos y asociaciones colaboradoras. De manera privada, puedes optar por una visita exclusiva; hay varias opciones disponibles: desde la combinada con un cóctel de bienvenida, hasta la que también incluye el espectáculo que esté en la programación, pasando por la posibilidad de asistir a algunos momentos de los ensayos.
El Teatro Petruzzelli de Bari: salvado por su propia cúpula
Si tu viaje toca el sur de Italia, dirígete a Bari y al magnífico Petruzzelli. El teatro se encuentra en pleno centro de la ciudad, en Corso Cavour. Casi coetáneo del Teatro dell'Opera de Roma, ya que se inauguró en 1903, comparte con La Fenice la triste memoria de un incendio, el cual tuvo lugar en octubre de 1991. En este caso también fue provocado, pero a diferencia del teatro veneciano, los daños fueron menores, porque el colapso de la cúpula sofocó las llamas y salvó lo que quedó enterrado.
Recorrido: reabierto en 2009, hoy en día se puede visitar. Los horarios se publican mes a mes en el sitio web oficial del teatro y pueden variar en función de los ensayos y las representaciones.
Teatro Massimo, Palermo: la leyenda del fantasma
Nuestro recorrido termina en Palermo con el Teatro Massimo, que con sus 3200 asientos es el teatro más grande de Italia.
Inaugurado en 1897 con el Falstaff de Verdi, se ubica donde antiguamente se encontraban tres iglesias y otros tantos monasterios.
De aquí nace una de las leyendas más misteriosas sobre esta imponente edificación: a causa de las demoliciones se profanaron los cementerios anexos a los conventos. De hecho, se destruyó la tumba de una monja cuyo fantasma vaga hoy sin encontrar paz por los pasillos y los palcos, y quien no se lo crea podría tropezar por su culpa en el llamado «gradino della suora» (escalón de la monja).
Esta es solo una de sus muchas curiosidades. La Sala Pompeiana, una de las muchas salas aparte de la principal en la que se celebran los espectáculos, es de forma circular, diseñada siguiendo un orden que juega con el número 7 y sus múltiplos. Una simbología que remite a los planetas y a los días, a los siete pecados capitales y a las siete virtudes, pero también a las siete notas y a las siete cuerdas de la lira, representada en la sala de espectáculos. Originalmente reservada a los nobles, también se llama sala del eco, debido a su acústica: a medida que nos acercamos al centro, el eco aumenta.