En Isernia: una inmersión en la historia
La salida es desde la capital de Molise, donde los signos del pasado aún están presentes. Lo que ahora es la Plaza del Mercado en la antigüedad era el Foro Romano; la Catedral de San Pedro Apóstol, de la Edad Media, se construyó sobre los restos de un templo pagano del siglo III a. C.; el acueducto, excavado en las rocas travertinas del subsuelo, sigue funcionando. Pero el símbolo de Isernia es otro: la Fontana Fraterna, realizada en piedra caliza en 1835 en honor al Papa Celestino V. Parece una logia atravesada por 6 chorros de agua. Aquí puedes rellenar tus botellas de agua y, quién sabe, tal vez te dé un empujón más. Lo necesitarás para afrontar el primer tramo de esta ruta nada fácil. De hecho, subimos hasta el puerto de Macerone, 3,5 kilómetros de desnivel con una pendiente media del 7,4 %. Si tienes la tentación de bajarte del sillín, debes saber que alguien lo ha hecho antes que tú. Hablamos del legendario Costante Girardengo, que en el Giro de Italia de 1921 llegó a la cima con dificultad, dibujó una cruz en el polvo y tartamudeó: "Girardengo se detiene aquí".
En el interior: en contacto con la fauna
En la ruta inspirada en la etapa número 9 del Giro de Italia 2022, te espera otra subida, la de Rionero Sannitico, a 1032 metros de altitud. En la meta, tras 9 kilómetros de esfuerzo con una pendiente media del 6,7 %, te encuentras en el alto valle del Volturno, en la frontera con los Abruzos. Pero no puedes seguir directamente. Te encuentras al borde de un paraíso terrestre poco conocido: el Pantano della Zittola, una de las mayores turberas de los Apeninos, alimentada por unos 25 manantiales naturales. Es una zona pantanosa en la que viven zorros, jabalíes, ciervos y caballos: una especie de Salvaje Oeste en el que reinan los animales, pero a poca distancia en bicicleta. Después de la subida a Roccaraso, famosa localidad turística en la zona de los Altipiani Maggiori, la ruta se vuelve un poco menos exigente: durante 90 kilómetros se adentra en el montañoso Abruzzo, pasando por el bonito pueblo de Filetto y luego por Roccamontepiano, en las laderas de la Majella.
En la Majella: una subida legendaria
La parte final de esta ruta es para unos pocos. Tras la subida al Passo Lanciano, una especie de terraza en la que en invierno se puede esquiar contemplando el mar, un largo descenso (con pendientes bastante pronunciadas) lleva a Scafa, cerca del Oasi del Lago di Alanno-Piano d'Orta. Tómatelo con calma incluso a la altura de Roccamorice, unos kilómetros más adelante, para hacer una parada en los antiguos depósitos mineros o para sacar unas fotos del panorama. En este punto, te espera la subida al Monte Blockhaus. Una hazaña épica, solo hay que ver los números. Desde Roccamorice, la subida es de 13,6 kilómetros, con un desnivel de 1141 metros y una pendiente media del 8,4 %: pero los últimos 10 kilómetros tienen una pendiente media del 9,4 %, con picos del 14 %. Consuélate con el hecho de que en estas carreteras, en 1967, Eddy Merckx consiguió su primera victoria en el Giro. Al llegar a la cima, te verás rodeado (además de un maravilloso panorama) por los fantasmas de los bandoleros que, perseguidos por el ejército de Saboya, encontraron refugio entre estas cumbres.