Resumen
Alrededor del santuario del monte Lussari el panorama te dejará sin aliento. La pequeña iglesia, edificada en torno al año 1360 para acoger una estatuilla de la Virgen, se encuentra en la cima de una montaña de 1776 metros de altitud con vistas a los majestuosos Alpes julianos: una terraza desde la que se pueden admirar las paredes de roca del Jôf di Montasio, del Jôf Fuart y del Mangart, que se elevan por encima de los 2600 metros. Es difícil decir dónde termina la fe religiosa y dónde comienza la sacralidad natural de la montaña. Además, hay otro elemento de fuerte impacto emocional y es el carácter sagrado del recuerdo de la guerra, de las vidas que arrebató la Primera Guerra Mundial, hace más de un siglo, en estas montañas tan disputadas: estamos muy cerca de una doble frontera, con Austria y Eslovenia. El propio santuario fue destruido por disparos de cañón y tuvo que ser reconstruido en 1924.
Hoy en día, el monte Lussari es un símbolo de paz, así como de la renovada concordia europea entre pueblos de lengua eslava, alemana e italiana. Lugar de encuentro y diálogo entre diferentes culturas, es visitado por los peregrinos que recorren la Romea Strata, que desciende hacia Roma desde el nordeste de Europa, y por los que siguen el Camino Celeste, itinerario que conecta diferentes lugares de culto entre Eslovenia, Italia y Austria. La aspiración a la justicia y a la paz entre los pueblos también es la base de la decoración interior del santuario, obra del pintor católico Tone Kralj. Esloveno de formación italiana, Kralj trabajó aquí desde los años 30 hasta 1960.
Aunque los más devotos suben a pie por el sendero del Pellegrino, afrontando más de 900 metros de desnivel, nada impide llegar al santuario con comodidad y aprovechar el moderno telecabina que parte de Camporosso di Tarvisio. Además, en invierno aquí se puede esquiar: la joya del lugar es la pista Di Prampero, para esquiadores expertos.
