De Tarvisio a la Val Resia
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Allí donde Italia, Austria y Slovenia se encuentran, en Friuli Venecia Julia, surgen cimas majestuosas, senderos que se extienden a lo largo de kilómetros y un bosque de 23.000 hectáreas. Además de un valle donde vive una antigua comunidad eslava, curiosas leyendas y lagos que parecen perlas. Un itinerario que parte del noreste de la región y toca las localidades de Moggio Udinese, Malborghetto, Pontebba y Tarvisio hasta llegar a la Carnia en el oeste y roza la pendiente del Jof de Montasio y las cimas de Val Resia.
Moggio Udinese es un burgo surgido en torno a una antigua abadía benedictina. Es aún posible visitar el claustro del siglo XVI y la iglesia y la Abadía de San Gallo, consagrada en el 1119.
En Pontebba, donde discurría la frontera entre Italia y Austria hasta la Primera Guerra Mundial, la iglesia de Santa María Mayor custodia el maravilloso Flügelalatar (retablo) del 1500.
Prosiguiendo hacia Malborghetto se aconseja hacer una visita al Palacio Veneciano del siglo XVI, sucesivamente subiendo hacia el Monte Santo de Lussari, desde el Santuario “dei tre popoli” la vista se pierde hacia el infinito.
Tarvisio aparece como un auténtico cruce de caminos entre Austria y Eslovenia, localidad con un alma antigua y un aspecto moderno, óptima para ir de compras y para degustar las especialidades nacidas de la influencia de Friuli, Carintia y Eslovenia.
Desde aquí se puede llegar fácilmente hasta el Lago de Fusine, unidos a través de un encantador itinerario y Val Saisera, con sus imponentes cimas.
Hacia la frontera surge Cave del Predil, un tiempo pueblo de mineros, alberga hoy el Museo de la Tradición Minera. Desde aquí parte un sendero minero de 2 kilómetros, que se recorre en parte a pie y en parte con un pequeño tren, que conduce al visitante a través de una realidad cercana que, sin embargo, parece lejana. En la carreterea que lleva a Sella Nevea, aparece, como una perla entre las montañas y el Lago del Predil, donde se puede ir en barca de vela y kayak.
Para los amantes de las vacaciones activas y de la vida al aire libre, Friuli Venecia Julia es un foco de actividades y experiencias interesantes.
En bici de montaña se puede pedalear entre los prados en torno al Montasio: de Sella Nevea parte un tour de 10 km, asfaltado y de tierra, con inclinaciones de hasta el 18%. El punto más alto se encuentra en un cruce donde está el refugio Di Brazzá, frente al cual surge la roca del Canin, desde la que se desciende a través de un sendero lleno de curvas.
Además se puede dar una vuelta a los pastos alpinos de Forni di Sopra, entre bosques, senderos de tierra y prados, por 21 kilómetros casi completamente salvajes en los Dolomitas de Forni.
Para los amantes de la canoa y del rafting el Valle del Isonzo es un auténtico paraíso en el que, gracias a las rocas carbonatadas y a las lluvias, se ha creado la más elevada concentración de barrancos y cañones: cascadas que precipitan en aguas cristalinas y empinados toboganes naturales.
En Forni di Sopra y en Sella Nevea se encuentran varios lugares de escalada. La pared más alta se encuentra en el Monte Campanile en Val Montanaia, a más de 2000 metros de cuota.
En el Parque Aventura de la Sella Nevea se puede practicar el tarzaning entre lianas y puentes tibetanos.
En Prato en Val Resia surge el centro de visitas del Parque Natural de los Prealpes Julianos donde adentrarnos a través de sus evocadores senderos.
Son muchas las ofertas de excursiones y paseos que llevan a las cabañas alpinas denominadas Malghe, donde se puede asistir a la elaboración (y si se desea, compra) de mantequilla y queso. La ruta de las Malghe, señalizada por carteles marrones, parte de Prato Carnico pero se puede acceder a ella desde distintos puntos si no se quiere recorrer entera a lo largo de una caminata que puede durar dos o tres días y alojándose en las casere (típicos espacios adaptados como agroturismos).
La Regata Isontina, un tradicional descenso a lo largo del Isonzo con kayak, canoas y raft que tiene lugar todos los primeros domingos de septiembre desde 1986.
El producto principal de la gastronomía de Friuli y de Véneto es el Montasio, un queso curado de sabor decidido y lleno de carácter. Se produce en Friuli desde el año 1200 en los pastos del Jof dei Montasio; pero sólo en el siglo XIV, gracias a las refinadas técnicas de elaboración de los monjes de la Abadía de Moggio Udinese, se convierte en un queso producido también en la llanura. Una lista de precios que se remonta a 1775 habla de este queso como un producto comercializado junto al jamón San Daniele.