Cala Violina, la playa “sonora” en el corazón de la Maremma
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Dentro de la reserva natural de la Bandite di Scarlino: se trata de una pequeña cala de arena blanquísima y de aguas de color esmeralda, encerrada entre los promontorios de Punta Martina al norte, que la separa de la cercana Cala Martina, y Punta Le Canne al sur.
A la playa solo se puede llegar a pie o en bicicleta por un camino de menos de media hora a través del maquis mediterráneo o por mar. Debido a la dificultad del acceso, esta preciosa playa de la Toscana, una auténtica joya de gran calidad paisajística, se ha mantenido salvaje e impoluta.
Una playa “musical”
Cala Violina debe su poético nombre al sonido que producen los cristales de cuarzo que componen el grano de su arena cuando se pisan o por el efecto del movimiento de las olas: emiten una especie de melodía con una frecuencia de entre 500 y 2500 hercios, que recuerda a las notas de un violín. La calidad extraordinaria de la vibración parece deberse, además de a la consistencia especial del cuarzo, a la forma y tamaño de los granos de arena. Otro requisito esencial para que se produzca el fenómeno es, además de un relativo silencio, el clima seco: de hecho, un poco de humedad es suficiente para que no se genere el sonido. Por lo tanto, es casi imposible que la Cala Violina dedique una romántica serenata nocturna a sus visitantes.
Un fenómeno antiguo y poco frecuente
El fenómeno de las arenas sonoras es conocido desde la antigüedad y ha dado lugar a numerosas leyendas: Marco Polo también escribió que escuchó una melodía similar en las dunas del desierto de Dunhuang, en China. Realmente se trata de casos muy raros: algunos de los más famosos son los de Fort Dauphin en Madagascar, la isla de Eigg en Inglaterra, frente a la costa escocesa, Souris en la Isla del Príncipe Eduardo, en Canadá, y Singing Beach, en Massachusetts.
Una experiencia gratuita e íntima
Cala Violina es un pequeño oasis de ambiente íntimo y de acceso completamente gratuito, en el sentido de que no hay establecimientos de playa. Solo en verano hay un pequeño puesto de restauración, que vende bebidas frescas y sándwiches. También puedes comer a la sombra del espeso pinar que hay junto a la playa, en el que se han colocado mesas y bancos de madera.
Debido a la limitada capacidad de la playa, para proteger el patrimonio de la reserva natural y garantizar la seguridad, durante los meses de verano solo se permite el acceso mediante reserva, en el sitio web www.calaviolinascarlino.it.
A pie, en bicicleta o por mar, como Garibaldi
A Cala Violina se puede acceder a pie o en bicicleta desde Puntone di Scarlino, después de pasar la zona de Portiglioni por el sendero n.º 1: es la ruta más agotadora, pero también de una gran belleza. A lo largo de unos 4 kilómetros, que pueden hacerse en aproximadamente una hora, la ruta se adentra en el maquis, ofreciendo una panorámica única del golfo. A medio camino, después de haber recorrido algo más de 2 km, llegamos a Cala Francese y Cala Martina, una excelente alternativa para aquellos que no han reservado la entrada a Cala Violina. Aquí, junto al sendero, un monumento conmemora a Giuseppe Garibaldi, quien, huyendo de la guardia pontificia, se detuvo en 1849 cerca de Scarlino, antes de continuar con su huida desde Cala Martina.
La alternativa más directa y rápida es llegar en coche o en moto al parking de Pian d’Alma, situado junto a la carretera provincial 158 de Collacchie hasta el km 10 y, luego, seguir por un camino de tierra, que continúa durante unos 1 km hasta el parking. Sin embargo, desde allí son aproximadamente 2 km de distancia y media hora de caminata por el pinar hasta la playa. Se recomienda llevar calzado cómodo en ambos casos. La otra manera de llegar a esta joya de la costa toscana es por mar. Del puerto de Scarlino, donde se celebran regatas de vela internacionales, y del canal de Fiumara, justo al lado del puerto, parten las excursiones en barca a las numerosas calas de Scarlino.
¿Estás listo para nuevas aventuras?
Con sus 9000 hectáreas de exuberante vegetación mediterránea, además de albergar algunas de las playas más bonitas de la Toscana, la Reserva Natural de la Bandite di Scarlino es también un extraordinario oasis de vida silvestre. En la reserva también hay un importante yacimiento arqueológico, como la necrópolis de Poggio Tondo, y está atravesada por una densa red de senderos para hacer en bicicleta de montaña, a pie y a caballo, por lo que no se requiere reserva alguna.