Siracusa, la necrópolis de Pantálica Patrimonio de la Humanidad
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Cómo contradecirle? Siracusa es una de las perlas de Sicilia, capaz de cautivar a turistas y visitantes durante todo el año con su clima mediterráneo, su mar cristalino, sus especialidades gastronómicas y vinícolas únicas y unos colores que hacen de cada toma una postal para colgar.
Encrucijada de civilizaciones desde la antigua Grecia y cuna de Arquímedes, Siracusa muestra con orgullo las huellas dejadas por los siglos, que atestiguan su grandeza e importancia en la historia. La ciudad fue considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2005, con dos sitios diferentes: la necrópolis rupestre de Pantálica y el centro histórico, ambos testigos del desarrollo de las antiguas civilizaciones y de su progresiva civilización.
Historia y curiosidades de Siracusa
La historia de Siracusa comienza en el Neolítico, pero su verdadero esplendor se debe a los corintios, que la fundaron en el año 734 a. C. y en pocos años, a partir de un núcleo inicial en la pequeña isla de Ortigia, la transformaron en una pentápolis al añadirle cuatro distritos. Como colonia griega, Siracusa tuvo una larga sucesión de tiranos, entre ellos el temible Dionisio el tirano, quien consiguió transformarla en una sede mecénica por la que pasaron Esquilo, Píndaro, Íbico, Jenofonte y Platón.
Un punto de inflexión en la cultura mediterránea se produjo con la llegada de los romanos, que saquearon la ciudad y la convirtieron en la capital de la Sicilia romana. A esta época se deben muchos de los restos arqueológicos romanos en Siracusa más emblemáticos, desde el anfiteatro hasta el gimnasio romano, situado en un jardín de adelfas.
A pesar de las grandes catástrofes naturales que asolaron la ciudad en el siglo XVI, Siracusa ha sabido mantener y aumentar su esplendor a lo largo de los siglos hasta convertirse en la joya que millones de visitantes pueden apreciar cada día.
Qué ver en Siracusa: 14 lugares que no te puedes perder
Elegir qué ver en Siracusa no es fácil dada la cantidad de lugares emblemáticos que alberga, pero quienes quieran proponerse visitar todos ellos deberían empezar por el núcleo original de Siracusa, la isla de Ortigia. Allí encontrarás el templo de Apolo en Siracusa, el más antiguo de Sicilia, los restos del templo de Atenea, que data del siglo V a. C. y que posteriormente se convirtió en catedral, y el templo de Zeus, del que hoy solo quedan dos columnas en pie.
Tampoco hay que perderse la visita a la fuente Aretusa, una masa de agua que inspiró uno de los mitos más fascinantes de Siracusa, la leyenda de Aretusa y Alfeo.
A pocos asos se encuentra el teatro griego de Siracusa, construido en el siglo V a. C. y transformado en época romana, y la cueva artificial conocida como la Oreja de Dionisio por su forma y su capacidad para amplificar acústicamente el sonido.
Paseando por la zona, también hay que visitar la gruta dei Cordari, que durante siglos albergó el arte de los cordeleros, y la cercana necrópolis Grotticelle de la época romana, en cuyo interior también se encuentra la tumba de Arquímedes. Completa tu visita al parque arqueológico de Siracusa con el altar de Hierón II y los restos del anfiteatro romano.
En las afueras de Siracusa se encuentra la necrópolis rocosa de Pantálica, donde en la primera mitad del siglo XIII a. C. se refugiaron los habitantes de la franja costera obligados a huir por la llegada de los siculianos.
5 ideas sobre qué hacer en Siracusa
Cada rincón de Siracusa esconde tesoros por descubrir y vestigios del pasado. Elegir qué hacer una vez en Siracusa es fácil, pero si no quieres dejarte llevar por el azar, aquí tienes 5 consejos que te ayudarán a orientarte.
Si tienes previsto visitar la isla de Ortiga por la mañana, deberías pasar por el mercado de Siracusa para vivir una experiencia sensorial única, entre los colores de los puestos y los olores que solo un mercado local puede ofrecer.
En el centro de la ciudad se encuentra la basílica santuario Madonna de las lágrimas, con su característica cúpula y una cripta que contiene restos romanos y de la antigüedad tardía y la capilla de San Francisco de Asís. A pocas decenas de metros se encuentra el Museo Arqueológico Regional Paolo Orsi, uno de los más importantes y prestigiosos de Europa por la cantidad de piezas que contiene.
Otra joya que no debes perderte son las catacumbas de San Giovanni, un lugar de culto extraordinario en cuanto a belleza e historia y que puedes visitar por tu cuenta o con la ayuda de un guía.
Y si no quieres perderte la oportunidad de admirar una obra de Caravaggio en persona, solo tienes que ir al santuario de Santa Lucia al Sepolcro, donde se expone el Seppellimento di santa Lucia, un óleo sobre lienzo pintado por Caravaggio en 1608.
Qué comer en Siracusa: las especialidades que hay que probar
Entre paseo y paseo, no hay que subestimar el poder regenerador de las especialidades culinarias de Siracusa. Para una parada rápida en busca de qué comer en Siracusa, hay que probar la scaccia siciliana, una focaccia rellena de muchos manjares locales, de berenjenas a salchichas, o la enrollada y con tomate.
Los amantes de la carne deben probar los pastizzetti, pequeñas cestas de pasta rellenas de carne picada, queso pecorino y arroz. Casi todos los restaurantes de la ciudad ofrecen dos platos típicos de Siracusa no aptos para vegetarianos: la matalotta, una sopa de pescado preparada con vino blanco, y el conejo alla stimpirata, un plato agridulce que resume los sabores de Sicilia y que también puede disfrutarse frío.
Si no puedes renunciar a la pasta, un plato imprescindible: la pasta fritta alla siracusana, espaguetis con anchoas, aceite de oliva y una pizca de pan rallado tostado. Los vegetarianos pueden disfrutar de la ghiotta siracusana, una deliciosa guarnición de berenjenas, pimientos y patatas.
La tradición culinaria de la ciudad no se limita a lo salado. Durante el periodo de Pascua, se pueden degustar pupi cu l'ovo, 'nfigghiulati y cassateddi.
En Navidad son populares los mucatoli y los mustazzoli, que también se encuentran fuera de temporada.
Y, según la tradición siciliana, ¡no olvides probar las cassatas y los cannoli con pasta de almendras!