Los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina, maravillas sin igual en el mundo
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Los Museos Vaticanos albergan una de las colecciones de arte más importantes del mundo. Una colección creada por los papas durante la historia, con unas 20 000 obras de arte, arqueología y etnoantropología expuestas y más de 50 000 conservadas en los ricos depósitos.
Las colecciones incluyen obras maestras de las civilizaciones egipcia, etrusca, griega y romana, la Edad Media y el Renacimiento, hasta el arte contemporáneo. El recorrido comprende obras encargadas por los papas en los palacios apostólicos, desde las Estancias de Rafael en el Apartamento Borgia, hasta la monumental Capilla Sixtina.
25 siglos de belleza en las colecciones del Vaticano
El papa Julio II es considerado el fundador de las Colecciones Vaticanas. En 1506 expuso por primera vez al público su colección personal de arte, que incluía la estatua helenística del Laocoonte, encontrada ese mismo año en el Esquilino de Roma y adquirida por el papa como sugerencia de Miguel Ángel, para colocarla en el actual Cortile dell'Ottagono.
A lo largo de los siglos, las colecciones de los distintos papas se han organizado en el recorrido museístico actual, cuya visita requiere al menos un día completo.
No te pierdas la nueva pinacoteca, creada en 1932 por el papa Pío XI en un edificio del arquitecto Luca Beltrami, para conservar y exponer más de 400 obras hasta entonces dispersas por los diferentes edificios del Vaticano.
Incluye obras de Giotto, Beato Angelico, Perugino, Rafael, Leonardo da Vinci, Tiziano y Caravaggio, entre otros.
Los amantes del arte antiguo se detendrán en las preciosas colecciones de los Museos Gregorianos, encargados por el papa Gregorio XVI (1831-46), con obras maestras del arte egipcio, etrusco y romano; y en las de Pío Clementino, fruto de adquisiciones de excavaciones arqueológicas en territorio romano, del Lacio y de compras a coleccionistas y anticuarios.
Las cuatro Salas de Rafael fueron encargadas por el papa Julio II al artista de veinticinco años y a sus alumnos, entre 1508 y 1525: un fresco para todos, la famosa Escuela de Atenas, uno de los iconos del Renacimiento italiano.
La colección de arte moderno y contemporáneo, mayoritariamente en los Apartamentos Borgia y con obras maestras de Pinturicchio, fue iniciativa del papa de Brescia Pablo VI: en 1964, se reunió con los principales representantes del mundo del arte para reconectar la Iglesia con los artistas contemporáneos.
Nueve años más tarde se inauguró la colección, que hoy comprende ocho mil obras de pintura, escultura y diseños donados a lo largo del tiempo por artistas, organismos públicos y privados.
Entre los nombres más importantes destacan: Van Gogh, Bacon, Gauguin, Chagall, Kandinsky, Carrà, De Chirico, Dalí y una sala entera creada en 2011 con obras de Henri Matisse, donadas por su hijo.
Destaca el museo etnológico Anima Mundi, que nació en la Exposición Vaticana encargada en 1925 por Pío XI para mostrar las tradiciones culturales, artísticas y espirituales de todos los pueblos del mundo: como consecuencia, se constituyó una colección permanente con otras obras del Vaticano y regalos de distintos pontífices, objetos pertenecientes a civilizaciones precolombinas, pueblos africanos, indígenas americanos, culturas islámicas y asiáticas.
La maravillosa Capilla Sixtina
Y llegamos a la Capilla Sixtina. La sala donde, desde finales del siglo XV, los cardenales se reunían en cónclave para elegir al nuevo papa, era un extraordinario taller artístico donde trabajaban los pintores más grandes de la época: Domenico del Ghirlandaio, Sandro Botticelli, Cosimo Rosselli, Perugino, Pinturicchio, Luca Signorelli y finalmente Miguel Ángel.
Lleva el nombre del Papa Sixto IV, que decidió renovar la llamada Capilla Magna en los años 1477-80. Fue su sobrino Julio II quien contrató a Miguel Ángel para rehacer la bóveda con las Historias del Génesis, entre 1508 y 1512.
Una veintena de años más tarde, el papa Clemente VII volvió a encargar a Miguel Ángel el Juicio Final, que el pintor ejecutó ya con sesenta años entre 1536 y 1541, en el muro principal de la Capilla. La obra, con la que Miguel Ángel "conmocionó la historia del arte italiano", generó clamor y escándalo, no solo por los cuerpos "desnudos" de Cristo y los santos, sino también por haber innovado el lenguaje pictórico del arte del Renacimiento, introduciendo figuras paganas, ángeles sin alas y santos sin aureola en una composición libre y sin motivos.
Tras la muerte de Miguel Ángel en plena Contrarreforma, se encomendó a Daniele da Volterra ocultar con "calzones" los desnudos considerados más obscenos, que serían borrados parcialmente durante restauraciones posteriores para devolver a la obra de Miguel Ángel su originalidad.