Viterbo, ciudad de papas y balnearios
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Viterbo es una bella ciudad de arte que te permite realizar un hermoso viaje en el tiempo a través de los salones del elegante palacio papal, por callejones medievales intactos, fuentes monumentales y palacios patricios renacentistas. Una tierra antigua que conserva fascinantes vestigios etruscos, como la Cava di Sant'Antonio y la necrópolis de Castel d'Asso, rica en fuentes termales inmersas en la naturaleza donde podrás disfrutar de baños calientes en un paisaje encantador.
Las 10 cosas que hay que ver en Viterbo
Toda visita a Viterbo comienza en el palacio papal, con su hermosa logia de columnas y arcos ojivales, construido a partir de 1257 para proporcionar al pontífice una sede más segura que la de Roma, entonces escenario de agrias disputas: aquí se encuentra la que ha pasado a la historia como la Sala del Cónclave (del latín cum clave, bajo llave), donde los cardenales, divididos según el nombre del nuevo pontífice, fueron segregados hasta llegar a un acuerdo. Fueron necesarios 33 meses para la elección de Gregorio X y, desde entonces, el término cónclave se utiliza para referirse a la reunión de cardenales convocada para designar a un nuevo papa. El palacio papal se encuentra en la elegante plaza de San Lorenzo, a la que se asoma la catedral del siglo XII, que debes ver junto con el Museo Colle del Duomo.
Continúa tu visita a Viterbo por las callejuelas del sugestivo barrio San Pellegrino, un paseo en plena Edad Media, entre las características casas "puente" conectadas a nivel del primer o segundo piso, entre las que se abren sugestivos pasajes cubiertos, a los que principalmente podrás acceder por escaleras, que aquí se llaman "profferli": la más bella es la casa de los Alessandri, con su escalera interior flanqueada por un parapeto. En el barrio también se encuentra el Museo del Sodalizio de los Facchini di Santa Rosa, los protagonistas de la fiesta más sentida y arraigada de la ciudad, que la noche del 3 de septiembre llevan en procesión a la pesadísima (¡51 quintales!) Macchina di Santa Rosa, una especie de torre de 30 metros de altura: el museo permite que los visitantes os adentréis en el espíritu de una fiesta popular que ha sido reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial.
El Museo della Ceramica della Tuscia es precioso, se encuentra en la planta baja del Palazzo Brugiotti, una espléndida residencia del siglo XVI, con valiosos frescos y hermosas fuentes en el atrio y el jardín. Al fin y al cabo, Viterbo es una ciudad de agua: la Fontana Grande, en la homónima plaza, es solo una de las muchas fuentes monumentales que surgen en todas las plazas del centro histórico. A pocos pasos te encontrarás en lo que fue el símbolo del poder cívico de la ciudad: la plaza del Palacio de los Priores, con sus grandes salas decoradas con frescos, como la Capilla Palatina, pintada por Filippo Cavarozzi y Marzio Ganassini).
Podrás descubrir los orígenes más antiguos de la ciudad en el Museo Nacional Etrusco en la fortaleza Albornoz, dedicado a la arqueología etrusca, cuya visita continúa idealmente a la espectacular necrópolis de Castel d'Asso, con sus tumbas excavadas en la roca en la zona de los manantiales termales. Entre los vestigios etruscos se encuentra la Cava di Sant'Antonioa lo largo de la vía Signorino: se trata de un camino muy estrecho tallado en la toba y que une el barrio Signorino con la puerta Faul, una de las muchas calles huecas que los etruscos construían con fines defensivos o sagrados, esto sigue siendo un misterio.
En Viterbo, entre manantiales de agua caliente y piscinas en la naturaleza
Si te gusta sumergirte en las cálidas aguas termales, Viterbo es tu mejor opción en cualquier estación del año. Alrededor de la ciudad hay varios manantiales en los que puedes tomar baños calientes en lugares naturales, ¡y sin tener que pagar ninguna entrada!
Los peregrinos de la Vía Francígena encuentran en su recorrido las termas del Bagnaccio, un agradable parque gestionado por una asociación que permite la entrada gratuita a quienes solo utilizan las piscinas, mientras que para acceder a los servicios se requiere una módica contribución.
En la carretera de Terme, a 2,5 km de la ciudad, se encuentran las piscinas Carletti, bonitos estanques en el verde con amplios céspedes junto a ellos donde te podrás tumbar y tomar el sol.
En la carretera del Bullicame encontrarás el homónimo manantial termal, mencionado por Dante en el cántico Inferno, y que brota de un pequeño cráter natural (no puedes acercarte, pero puedes verlo a través de un parapeto transparente) para alimentar grandes piscinas en un paisaje idílico. Por supuesto, no faltan balnearios en Viterbo con todo tipo de servicios, curas y tratamientos: las termas dei Papi ofrecen una'enorme piscina, una gruta natural y un camino con piscinas calientes y frías, ideal para reactivar la circulación.
En la mesa acquacotta y pignataccia
La de Viterbo es una cocina campesina que se nutre de los productos de su generosa tierra: aquí, en invierno, se come una abundante sopa de castañas y garbanzos o la más ligera acquacottauna menestra con pocas verduras y enriquecida con un huevo y picatostes. Con motivo de la fiesta de Santa Rosa, no puede faltar la pignattacciaun plato a base de callos y otros cortes de carne de tercera categoría adobados con patatas, aromatizada con hierbas y cocinada durante mucho tiempo en el horno.