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Caminos

El camino de la Via Romeo Germanica

6 minutos

¿Te lo creerías si te dijéramos que caminando puedes atravesar lentamente 3 países europeos

La Via Romea Germanica, que entró en 2020 en la lista de Rutas Culturales Europeas, es un camino que discurre a lo largo de unos 2200 kilómetros de Ausburgo a Roma, atravesando 3 países: Alemania, Austria e Italia. Consiste en un largo y apasionante viaje para descubrir el camino recorrido en la Edad Media por el abad Alberto di Stade. ¿Sabías que lo consignó minuciosamente en un «diario de a bordo» llamado «Annales Stadenses»? Para descubrir sus etapas secretas, coge la mochila y... ¡vámonos! 

Desde Ausburgo atravesamos Alemania y Austria para llegar después a Italia. Aquí, visitaremos Vipiteno, Bolzano y Bressanone, quedando deslumbrados por la belleza de los Dolomitas, Patrimonio de la Unesco. También daremos un salto hasta la maravillosa Trento, con su castillo del Buonconsiglio, hasta llegar a Valsugana, una zona aún virgen. Luego nos sumergiremos en el encantador paisaje de las Colinas Euganeas hasta llegar a la deliciosa ;Padua y luego a Ferrara patrimonio de la UNESCO, con sus tesoros renacentistas. 

Después de hacer una parada en Rávena con sus maravillas bizantinas Patrimonio de la Unesco, la Via entrará en los Apeninos y nos encontraremos con los  Bosques de Casentino, que nos envolverán en una sensación de paz hasta llegar hasta la espléndida Arezzo. Más tarde será Umbría quien nos dé la bienvenida, con sus maravillas únicas, como el lago Trasimeno y la ciudad de Orvieto

¿Lo ves a lo lejos? Hemos entrado en el Lacio. El recorrido se une a la via Francigena y nos permite llegar hasta Civita di Bagnoregio y Viterbo, ciudad de los papas. Último esfuerzo... hemos llegado a Roma, en la escenográfica Plaza de San Pedro. Nuestro extraordinario viaje por Europa termina aquí.  

La via Romeo Germanica en el Trentino-Alto Adigio

La via Romeo Germanica en el Trentino-Alto Adigio

La via Romeo Germanica es la gran dorsal que conecta el mar del Norte con Roma y, a través de la via Francigena del Sur, con el Mediterráneo y Tierra Santa.

Después de haber recorrido Alemania y Austria, el camino entra en Italia a través del Brennero y, siguiendo el río Isarco, pasa por Vipiteno y Bressanone para llegar a Bolzano, donde el Isarco desemboca en el Adigio.

Vipiteno nos da la bienvenida con sus coloridas casas que enriquecen el centro histórico con suaves tonalidades. Enriquecida gracias a la extracción de minerales, la ciudad siempre ha sido un lugar de paso entre Europa y el Mediterráneo. Una atmósfera única y elegante nos envuelve al llegar a Bressanone: la majestuosa catedral de estilo barroco y el patio gótico del obispado, con sus ciclos pictóricos, nos hablan de una riqueza y un refinamiento atemporales. Deslumbrados por la belleza de los Dolomitas, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, llegamos a Bolzano, donde se entremezclan el norte y el sur, el Mediterráneo y los Alpes. Este maridaje da vida a una unión irresistible e irrepetible que se manifiesta en la arquitectura, el arte y la cocina.

Siguiendo el camino del agua llegamos a Trento, donde el Brenta nos recibe con sus ondas y, tras atravesar Salorno, nos lleva hasta Borgo Valsugana, a pocos kilómetros de la frontera con el Véneto.

Trento nos impresiona con la capacidad de unir su alma alpina con una elegancia totalmente italiana. Los maravillosos frescos renacentistas que decoran las fachadas de los edificios históricos nos conducen a la Piazza Duomo, el corazón de la ciudad. Pasamos por Salorno, bajo la mirada austera y protectora de su castillo encaramado en un agudo espolón de roca, y llegamos a Borgo Valsugana. Este precioso pueblo fluvial, situado en un hermoso valle, nos confía su río, el Brenta, que nos transporta hacia el Véneto.

La via Romeo Germanica en el Véneto

La via Romeo Germanica en el Véneto

Siguiendo las claras aguas del río Brenta pasamos por Bassano del Grappa, donde una emocionante visita al puente de madera y a las destilerías que han dado fama a la localidad nos hará comprender y saborear el alma misma de la ciudad. El suave fluir del río nos transportará después hasta Padua.

La ciudad se nos aparece desde lejos con las inconfundibles cúpulas de la Basílica de San Antonio, aquí simplemente conocida como la «basílica del Santo». Padua, sede de una de las universidades más antiguas de Europa, es un tesoro cultural y artístico: podrás visitar la basílica del Santo, la magnífica Capilla de los Scrovegni, donde Giotto sublimó la pintura, y el Baptisterio de la Catedral con los frescos de Giusto de’ Menabuoi.

Continuando el camino, llegamos a Rovigo pasando bajo la atenta mirada del Castillo de Monselice. Desde la bella Rovigo el tramo es corto y, al llegar a Polesella, nuestro camino cruza el río Po y llegamos a Emilia-Romaña.

La via Romeo Germanica en la Emilia-Romaña

La via Romeo Germanica en la Emilia-Romaña

Una vez en Emilia-Romaña a través del puente de Polesella, el camino se dirige hacia Ferrara. La ciudad vivió un período de gran esplendor bajo la Casa de Este, que la amplió y la hizo urbanísticamente perfecta. La belleza de sus palacios y la ordenada disposición de sus calles le garantizaron su inclusión en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Inmediatamente fuera de Ferrara, el camino atraviesa el parque del Delta del Po y los valles de Comacchio para llegar a Rávena. El mar, la naturaleza y ocho lugares de la Unesco hacen de esta ciudad un tesoro de belleza y cultura. Un patrimonio cultural tan variado como los preciosos mosaicos de San Vitale y el mausoleo de Gala Placidia, las monumentales basílicas de Sant'Apollinare in Classe y Sant'Apollinare Nuovo, el mausoleo de Teodorico y la tumba de Dante son solo algunos de los lugares que no debes perderte de esta magnífica ciudad.

El camino se reanuda hacia Forlì para luego llegar, cerca del parque forestal de Casentino, a Bagno di Romagna, una ciudad que, con sus manantiales termales, siempre ha sido una encrucijada de pueblos y culturas y la última etapa de nuestro recorrido por Emilia-Romaña.

La via Romeo Germanica en la Toscana

La via Romeo Germanica en la Toscana

Situada en el parque de Foreste Casentinesi y delimitada por los santuarios de Camaldoli y La Verna, el Vallesanta se encuentra en la provincia de Arezzo y hoy cuenta con 250 habitantes en total. 250 personas que sacan adelante sus tradiciones con evidente orgullo y pasión. Embrujados por el espíritu de esta gente, continuamos nuestro camino bajo la mirada tranquilizadora del castillo de Subbiano para llegar más adelante a Arezzo. Desde lo alto de su colina, la ciudad domina los valles circundantes y, después de una breve subida, nos da la bienvenida con su magnífica plaza, con las casas amuralladas, con la preciosa catedral, con los frescos de Piero della Francesca y con el sublime Crucifijo de Giotto conservado en la iglesia de San Domenico. Ahora la meta está ya muy cerca y, pasando por Castiglione Fiorentino y Cortona, llegaremos a Castiglion del Lago, a orillas del lago Trasimeno... y ¡ya estamos en Umbría!

La via Romeo Germanica en la Umbría

La via Romeo Germanica en la Umbría

La via Romeo Germanica bordea Umbría y recorre solo un breve tramo, pero, sin duda, plagado de historia y belleza natural y artística.

Situado en un promontorio que se insinúa en las aguas del lago Trasimeno, Castiglion del Lago debe su nombre al castillo Leone que hizo erigir allí a Federico II. El del lago es una parte integral del pueblo y confiere a este pueblo un encanto atemporal. La siguiente parada es Citta della Pieve, una ciudad medieval que parece sacada de un cuento de hadas: es agradable perderse por las callejuelas de su centro histórico, escuchar los sonidos del pasado y dejarse envolver por el aroma dulce e intenso del azafrán que siempre ha enriquecido la cocina de este pueblo.

Tras pasar por Ficulle llegaremos a Orvieto. La ciudad nos parece majestuosa desde lejos. Situada en un banco de toba, domina el valle. Entrar en la ciudad es como dar un salto en el tiempo: las estrechas calles, las subidas y las escaleras se abren en un espacio majestuoso en el que destaca la resplandeciente mole de la catedral dedicada a Santa María de la Asunción. Una ciudad por descubrir, un patrimonio artístico que parece no tener fin y, como obra maestra de la ingeniería, no puedes dejar de visitar el Pozo de San Patricio.

La via Romeo Germanica en el Lacio

La via Romeo Germanica en el Lacio

Tras dejar atrás Umbría y la alegre magnificencia de Orvieto, el camino entra en Lacio y, tal vez como advertencia para el peregrino, llega a Civita di Bagnoregio, la «ciudad que muere».

La ruta continúa en la Tuscia y, pasando por Montefiascone, llega a Viterbo, la ciudad de los papas. El centro histórico de Viterbo es una verdadera joya medieval y su posición de paso lo ha convertido en una encrucijada de pueblos y, con ellos, de artes, tradiciones y culturas. El palacio de los Papas, la catedral y los diversos palacios nobiliarios enriquecen esta ciudad con un encanto único.

Dejando Viterbo, el camino atraviesa Vetralla para llegar a Sutri: antigua ciudad conocida como «la puerta de Etruria», representó a lo largo de los siglos uno de los principales baluartes de resistencia etruscos contra el avance romano. Más tarde y con el paso de los siglos se convirtió en un importante lugar de paso de mercancías y peregrinos. Así fue hasta la Edad Media y más allá, cuando la ciudad se convirtió en el primer núcleo de las posesiones de los Estados Pontificios.

Ya casi hemos llegado al final de nuestro camino. Con la prisa de los que están a punto de llegar a la meta, el peregrino alcanza rápidamente la ciudad de Campagnano di Roma, y desde aquí La Storta, antigua estación de postas para el cambio de caballos y la parada de los viajeros.

La via Romeo Germanica llega a su meta: ¡ya estamos en Roma!

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