Floraciones en Italia: una paleta de colores

Agrigento, en el Valle de los Templos, patrimonio de la Unesco, es uno de los primeros en Italia en registrar una magnífica floración: ya a finales de enero, gracias al clima templado de Sicilia, los almendros anticipan la primavera, cubriendo las ramas con pequeñas flores blancas con tonos rosados. La vista general, con los almendros en flor y rastros de antigüedad representada por los templos, ofrece un escenario único en el mundo, absolutamente digno de ver. 

A principios de marzo, cuando la nieve se ha derretido por completo, en los Abruzos es el azafrán el que regala una nueva e intensa floración a nuestro país. La meseta de Campo Imperatore, en el Parque Nacional del Gran Sasso y de los montes de la Laga  (entre 1500 y 1900 metros de altitud) se cubre de pequeñas y combativas flores de tonos violáceos de las que brotan pistilos recubiertos del valioso azafrán, que luego se recogerá con cuidado. Consejo: organiza tu visita con tiempo para no perdértelo. De hecho, debido a la delicadeza de estas flores, el espectáculo dura pocos días.

El jardín de Ninfa es un típico ejemplo de jardín inglés en el que se suceden floraciones a lo largo de toda la primavera, desde las glicinias hasta las bulbosas, pasando por los árboles frutales y los setos: su creador, Gelasio Caetani, trajo hasta aquí y plantó numerosas especies a principios del siglo XX, en la zona de la desaparecida ciudad medieval de Ninfa, de la cual hoy solo quedan ruinas, algunas de las cuales fueron restauradas durante la creación del jardín. Atravesado por el curso del río Ninfa, que surge en la ciudad y discurre durante 30 km hacia la llanura pontina, formando la laguna homónima, cada rincón florido de este jardín parece haber salido de la imaginación de un pintor renacentista. 

A pocos kilómetros del lago de Garda, en Valeggio sul Mincio, se encuentra uno de los jardines más decorados de Europa: hablamos del Parque Giardino Sigurtà, donde desde mediados de marzo hasta finales de abril se puede disfrutar de una magnífica y colorida floración de tulipanes. A lo largo de los años, ha sido galardonado con el título de «Parque más bello de Italia» y ha conquistado el segundo lugar entre los jardines más bonitos de Europa. 

Lugar fascinante en una posición elevada sobre Florencia, detrás del palacio Pitti, el jardín de Bóboli se enriquece en primavera con magníficas floraciones. Fueron los Médici los primeros en encargarse de su acondicionamiento, hasta el punto de sentar las bases de lo que se convertiría en el jardín a la italiana, fuente de inspiración posteriormente para numerosas cortes europeas. Su amplia superficie verde se divide de forma regular y está poblada de estatuas antiguas y renacentistas. Además, está adornada con grutas, como la célebre realizada por Bernardo Buontalenti, y con suntuosas fuentes como la de Nettuno (Neptuno) y el Oceano (Océano). Orquídeas salvajes, antiguas variedades de rosas, nenúfares o la centenaria colección de cítricos de los Médici, situados al aire libre: son algunos de los protagonistas del jardín de Bóboli, que desde marzo y luego durante todo el verano se llena de flores de colores brillantes y formas refinadas. 

Para ver los cerezos de Vignola, en la zona de Módena, llenos de los preciosos frutos rojos que con su peso casi doblan las ramas, primero hay que pasar por la floración. Desde finales de abril, las hileras de árboles que se extienden por las zonas cultivadas del territorio se cubren de flores de tonos blanco-rosados. En este período, la zona acoge numerosas fiestas y eventos, a la espera de la cosecha que brindará los «durones», (así se llaman las sabrosas cerezas producidas aquí, protegidas por la marca IGP) primero al mercado y luego a la mesa. También puedes pasear entre los árboles siguiendo en bicicleta la ruta Natura Panaro, bajo la sombra de álamos y sauces.

Este evento tiene diferentes matices y largos tiempos de floración que colorean los valles alrededor de Castelluccio di Norcia, en Umbría. Aquí, desde finales de mayo, los campos de cultivo de lentejas, el tesoro de la IGP de la zona, son un espectáculo. Esta sabrosa legumbre se encuentra en su hábitat de excelencia y cada año nos devuelve cada esfuerzo quien mantiene vivo el cultivo. Curiosidad: también contribuyen a que esta floración sea mágica las numerosas amapolas, gencianas, narcisos, mostaza silvestre, violetas, aciano, tréboles y otras hierbas silvestres del lugar. Las vistas son perfectas en las zonas de Pian Grande y Pian Perdido, cerca de Norcia. 

Muy queridos por van Gogh, los girasoles en flor ofrecen un escenario único, que habla de verano y de calor, con el canto de los grillos y las cigarras de fondo. En el verano de la Toscana son protagonistas absolutos, al teñir de amarillo verdoso valles enteros. Sin embargo, cada año los campos cultivados varían, debido a la rotación de cultivos para que la tierra recupere sus fertilidad, por lo que no es seguro que la cita con estas flores gigantes se renueve siempre en los mismos terrenos. Aunque las áreas aptas para el cultivo de esta planta en la Toscana son bastante numerosas, por lo que te será fácil encontrar extensas floraciones amarillas, desde la Maremma hasta San Gimignano y desde el valle de Orcia hasta Grosseto.

En pleno verano, el Piamonte registra una floración de colores lisos de gran impacto visual: es el momento de la lavanda, capaz de transformarlas alturas de Sale San Giovanni en en un lienzo con matices lila. Y es gracias al cultivo de lavanda que este pequeño pueblo (de unos 180 habitantes) ha sabido reinventarse y encontrar una nueva dimensión. Y la cosecha de esas miles de plantas alineadas que, movidas por el viento, recuerdan a un mar de reflejos violáceos, irá luego a los mejores laboratorios de herboristería de toda Italia.