En bicicleta de Umbría a Las Marcas
3 minutos
Magia. Esta es la palabra que recorre como un hilo rojo invisible los 202 kilómetros de la cuarta etapa de la Tirreno-Adriático. Hablamos del encanto con el que nos embelesan las cascadas, en este caso entre las más altas de Europa; de la fascinación que todos los ciclistas, profesionales o aficionados, sienten cuando "atacan" una cordillera; por último, de los hechizos que según la leyenda se esconden entre las cumbres de los Montes Sibilinos. Solo tienes que subirte a tu bici y dejarte encandilar por esta ruta.
LA CASCADA DE MARMORE
El punto de partida es la cascada de Marmore, una maravilla de la ingeniería hidráulica iniciada por los romanos en el 271 a.C. para permitir que el río Velino se uniera al Nera. De fondo, el rugido del agua, que salta tres veces desde una altura de 165 metros, con un caudal de hasta 15 metros cúbicos por segundo. Un espectáculo que merece la pena admirar desde varios ángulos, quizás aprovechando alguna de las rutas ciclistas, que también se pueden disfrutar en familia. Una de las más populares, de unos 20 kilómetros y con un desnivel de 150 metros, comienza en el Parque Carpacci de Marmore, justo al lado del mirador de las cascadas, y continúa por el río Velino. Cuando llegues a Piediluco, un pequeño pueblo de pescadores y casas de colores con vistas al lago del mismo nombre, continúa hacia Colli sul Velino y, una vez completado el recorrido por el lago, regresa a Marmore.
A TRAVÉS DE LOS APENINOS
Desde la cascada de Marmore, el recorrido de la competición apunta hacia los Apeninos, con pendientes suaves y constantes. Para llegar al puerto de Torre Fuscello (a 1050 metros de altitud), en la frontera entre Umbría y Lacio, tienes que pedalear durante 30 kilómetros. Tras cruzar el puerto, entras en el municipio de Leonessa y, unos kilómetros después, en Posta, en la Salaria: la vía consular utilizada por los romanos para transportar la sal del Adriático a Roma. Pero lo mejor está a unos 50 km, en la carretera de Ascoli Piceno. Compartido por las regiones de Las Marcas y Umbría, el Parque Nacional de los Montes Sibilinos es un paraíso naturalista con doble alma: de cuento de hadas o de suspense, según donde quieras perderte. Por debajo del Monte Vettore, por ejemplo, se extiende un paisaje suave de encinas, olivos centenarios, retamas, campos arados y pueblos de piedra que parecen de otra época. En las alturas llegan los escalofríos, y no solo por el frío. A 1941 metros de altitud se encuentra el lago de Pilatos: según cuenta la leyenda, el cuerpo sin vida del procurador romano fue arrastrado a sus aguas por una manada de búfalos. Se dice que su espíritu aún permanece ahí.
RUTA A ASCOLI PICENO
Dejando de lado los cuentos populares, se vuelve a la carrera, con un final marcado por el cansancio. De hecho, es un circuito que hay que recorrer dos veces, con tres pasajes por la subida de Bellante: son solo 4 km, pero con una pendiente media del 7 % y picos del 11 %. Y cuidado: la pendiente del recorrido se puede llegar a poner muy difícil. ¿Demasiado duro? Los aficionados también se pueden detener antes, quizás en Ascoli Piceno. El consejo es dar un paseo por sus estrechas y sinuosas calles que recorren la ciudad como arrugas, conectando las antiguas murallas con el centro. O, para los aficionados a la historia, planea una tarde en el Picen World Museum, el nuevo museo arqueológico (inaugurado en septiembre de 2021) en versión multimedia. Gracias a la realidad aumentada puedes manipular objetos recuperados de la necrópolis, donde vivían los antiguos picenos. Mucha más magia, en este caso de la tecnología.
Editado por la redacción de RCS Sport