Barcola

Si Roma tiene Ostia, Nápoles tiene Posillipo y Milán... bueno, tiene el Idroscalo, extrapolando el tema a Trieste se habla de Bàrcola. El paseo marítimo justo al norte del centro es donde los triestinos van a bañarse. Aquí se puede nadar desde Semana Santa hasta, según dicen, principios de noviembre, contando con que quede libre algún aparcamiento a lo largo de la avenida Miramare o simplemente tomando un autobús de las líneas urbanas que llevan hasta el castillo de Miramare. En las laderas del Carso, que en seguida reverdece hacia el interior, se pueden encontrar algunos establecimientos de baño organizados, pero el principal atractivo de Bàrcola reside en que se trata en gran medida de un paseo marítimo sobre el agua sin obligación de reservar sombrillas ni tumbonas. Además, podremos disfrutar de la Barcolana, la regata que se celebra cada segundo domingo de octubre y que atrae a multitudes de turistas.

Una vez dejamos atrás el cándido Faro de la Victoria, construido después de la entrada de Trieste en Italia, se suceden a lo largo de la avenida tramos de pinares, pequeños puertos para los barcos y, en el lado opuesto, locales, tiendas y hoteles.