En el Parque del Taro, un oasis natural entre arte e historia
Un domingo en el Parque de las Aves. Nos encontramos en el pequeño pero magnífico oasis natural del Parque del Río Taro ubicado entre Fornovo di Taro, el antiguo pueblo medieval a 20 kilómetros de Parma, y el Puente sobre el Taro, construido hace más de dos siglos por la Duquesa de Parma, Piacenza y Guastalla María Luisa de Habsburgo-Lorena.
Una zona de gran belleza paisajística, que merece una visita también por la riqueza de historia, arte y tradiciones que conserva.
Fornovo di Taro, territorio de batallas
El nombre de la ciudad de Fornovo di Taro, en las colinas de la Bassa Val di Taro, está históricamente ligado a dos batallas: la de Fornovo librada en 1495 entre el ejército de la Liga Italiana y el de Carlos VIII, y la Sacca di Fornovo, que tuvo lugar varios siglos después, entre el 24 y el 29 de abril de 1945. Esa fue la última batalla campal de la Segunda Guerra Mundial en la campaña italiana.
La iglesia románica y el castillo que ya no está
En el centro del pueblo, que nace a orillas del impetuoso río Taro, afluente del Po, no puedes perderte la visita a la Iglesia Parroquial de Santa Maria Assunta, de estilo románico y de gran interés y atractivo. La fachada está decorada con esculturas del siglo XIII, probablemente influenciadas por la escuela de Benedetto Antelami, y quizás procedentes de un antiguo púlpito. Entre ellas, probablemente se encontraba la preciosa losa de Santa Margherita, que ahora ocupa un lugar en el altar mayor. Un nicho junto al portal alberga la estatua sin cabeza de un peregrino que sostiene una pesada alforja: servía como “señal de tráfico” para indicar a los peregrinos medievales de la Via Francigena que se encontraban en el camino correcto.
En lo alto de una colina a las afueras de Fornovo se encuentra Villa Carona, también conocida como el Castillo de Fornovo, porque fue construida sobre los restos del antiguo castillo que la familia Rossi hizo construir para fortificar el pueblo de Fornovo contra los güelfos. En 1495, durante la batalla de Fornovo, el castillo fue incendiado por las tropas suizas aliadas del rey francés Carlos VIII. En 1666, los restos fueron vendidos al municipio de Parma, quien lo dejó en estado de abandono. En el siglo XVIII, los jesuitas construyeron sobre los restos del castillo una suntuosa villa con un gran y frondoso jardín, que se convirtió en el Internado Nacional Maria Luigia. Del castillo no queda ningún resto y la villa es hoy en día objeto de un importante proyecto de remodelación.
El monumental puente de María Luisa
Con 570 metros de longitud y 9 de anchura, el puente, construido en la localidad de Ponte Taro para unir los márgenes este y oeste del río Taro, era el más largo de Europa al finalizar las obras en 1820. Situado a lo largo de la Via Emilia, el puente diseñado por Antonio Cocconcelli, ingeniero de la corte de la duquesa de Parma, Piacenza y Guastalla, está construido en mampostería de ladrillo con 20 arcos rebajados, es decir, arcos cuya altura es inferior a la mitad de su longitud. A ambos lados del puente, 4 estatuas de mármol de Giuseppe Carra, con las personificaciones de los principales afluentes del Po en el ducado de Parma: el Parma, el Taro, el Enza y el Stirone.
El puente fue una de las primeras infraestructuras construidas por la duquesa: las crónicas de la época narran que, al colocar la primera piedra con motivo de la inauguración, María Luisa entregó una dote de 250 liras a 25 niñas indigentes elegidas al azar. El puente sobre el Taro, que durante muchas décadas soportó todo el flujo de tráfico de la Vía Emilia, lleva años siendo objeto de un ambicioso proyecto de renovación.
Un paraíso para la mountain bike y la observación de aves
Además de los magníficos vestigios del pasado, el Parque del Río Taro, accesible en coche, bicicleta o autobús, ofrece una experiencia inmersiva en la naturaleza y la tranquilidad: este extraordinario corredor natural entre Fornovo y Ponte Taro es una importante ruta de migración y lugar de anidación para diversas especies de aves, así como un lugar ideal para la práctica de senderismo, rutas en bicicleta y BTT y para el avistamiento de aves.
En busca de setas porcini
Importante también tener en cuenta que esta zona es el reino de la seta porcino: reconocida con la marca de calidad IGP, Indicación Geográfica Protegida, la seta porcino es el orgullo de la tradición gastronómica local. Aquí la podremos encontrar cocinada en un excelente risotto, en la salsa que acompaña a la polenta o tagliatelle, salteada o frita, mientras que en primavera podremos degustar otra fina variedad local: la seta endrina, que con su aroma único e intenso realza el sabor de muchos primeros platos.