Carretera panorámica Zegna
Tiene 86 años, pero no los aparenta: es la carretera panorámica proyectada por Ermenegildo Zegna y solo por eso merece la pena el viaje. Merece la pena porque las vistas del Monte Rosa y la Alta Valsessera dejan sin aliento, porque la naturaleza que se atraviesa está protegida y es exuberante y porque su historia es más única que poco común. El deseo de Ermenegildo Zegna era hacer accesibles a todo el mundo las montañas y los lugares más bellos de la zona que rodea su fábrica de lana (construida en 1910 en Trivero), y con ello desarrollar la economía local. En 1938 comenzaron las obras de construcción de la carretera panorámica Zegna (carretera provincial 232). La obra se detuvo durante la Segunda Guerra Mundial, se reanudó en 1947 y, en el verano de 1953, alcanzó una altitud de 1500 metros al llegar a Bielmonte, el punto más alto de la carretera. Todo se hizo con pleno respeto al medioambiente, sin alterar las características naturales de la zona, enriqueciéndola con más de 500 000 coníferas y cientos de rododendros, azaleas y hortensias. Hoy en día, la carretera se extiende hasta Bocchetto di Sessera y a su alrededor se encuentra el Oasi Zegna, establecido en 1993 por la tercera generación de la familia.
Oasi Zegna
Oasi Zegna es el sueño de Ermenegildo Zegna, convertido en realidad por sus herederos. Creada en 1993, el área se extiende a lo largo de 100 kilómetros cuadrados alrededor del trazado de la Panorámica. Cuenta con acceso libre a 1.420 hectáreas de bosques, 170 hectáreas de pastos y espectaculares floraciones. Un territorio devuelto a la comunidad y dedicado a un turismo lento y sostenible. Un lugar que merece la pena visitar en todas las estaciones del año: con el verde brillante del verano, el violeta de los rododendros en flor en primavera, las cincuenta tonalidades del follaje en otoño, y el blanco puro de la nieve en invierno.
No existe una única forma de visitar Oasi Zegna. Los lugares para explorar y las actividades que se pueden disfrutar son variadas; sin embargo, hay senderos, lugares de interés y experiencias que son simplemente imprescindibles. En la Alta Valsessera, en Bocchetto Sessera, se encuentra el Bosco del Sorriso, un recorrido bioenergético donde se puede experimentar el «forest bathing» (baño de bosque, literalmente) para aprovechar los efectos beneficiosos de las plantas. Bielmonte es un mirador panorámico de los Alpes y la llanura; en invierno es un paraíso de esquí para adultos y niños, mientras que en primavera se convierte en punto de partida para practicar senderismo y marcha nórdica. Luego está el santuario de San Bernardo: situado a unos 1400 metros sobre el nivel del mar, en la cima del Monte Rubello, es un lugar emblemático (se distingue desde kilómetros de distancia entre las montañas del Oasis), fascinante por su historia, y ofrece una vista realmente incomparable.
Otra razón para enamorarse de Oasi Zegna es, sin lugar a dudas, la obra maestra botánica de la Cuenca de los Rododendros, un pequeño valle en el que se han plantado rododendros principalmente procedentes de Bélgica, y que hoy en día es un verdadero jardín de montaña que estalla en colores durante la primavera.
Por último, en Trivero se encuentra Casa Zegna, sede del archivo histórico de la marca y de una exposición permanente que recorre toda la historia del Grupo Zegna, desde sus comienzos hasta su éxito a nivel mundial. El espacio también alberga exposiciones temporales y actividades educativas. Por su parte, la fábrica de lana adyacente, todavía en funcionamiento, alberga la exposición de arte contemporáneo Al aire libre.
Biella
Coronada por los Alpes a los que da nombre y suspendida sobre las vastas extensiones de la llanura, Biella encanta no solo por su paisaje, sino también por la belleza arquitectónica que lo jalona, así como por el saber hacer que ha hecho de su industria textil de Biella un éxito mundial y le ha valido el reconocimiento de Ciudad creativa Unesco dentro del sector Crafts & folk art, artesanía y arte popular. Gracias a la visión de futuro de los empresarios, que han sabido aprovechar el agua de esta zona, la más clara de Europa, para producir no solo excelentes hilos, sino también una excelente cerveza: Biella y sus alrededores no son únicamente la cuna de Zegna, sino también de Fila, Sella, Menabrea y Zignone. Se trata de marcas que ofrecen una forma alternativa de visitar la zona, entre la arqueología industrial y el turismo de negocios, a través de sus museos y archivos, alojados a veces en antiguas fábricas. En Biella, la Fondazione FILA Museum, el Lanificio Maurizio Sella y MeBo - Menabrea Botalla Museum, mientras que en Strona, encontramos la Fabbrica della Ruota, es decir, el antigua Lanificio Zignone.
El centro histórico de Biella se divide en dos: Piano y Piazzo, ubicados en la parte baja y en la parte alta, respectivamente. En Piano se visita la basílica de San Sebastiano, uno de los edificios renacentistas más interesantes del Piamonte. En el claustro del antiguo monasterio iglesia se encuentra el Museo del Territorio Biellese, con hallazgos arqueológicos y obras de arte locales. Tomando el funicular o incluso a pie, se llega al pueblo medieval de Biella Piazzo, donde las tres espléndidas casas nobles (Palazzo Ferrero, Palazzo Gromo Losa y Palazzo La Marmora constituyen juntas el Polo Culturale Biella Piazzo, punto de referencia para exposiciones y acontecimientos ciudadanos. Paseando por las calles empedradas del Piazzo se llega a Piazza Cisterna, rodeada de pórticos y a la que se asoman el palacio del Pozzo y la antigua iglesia de San Giacomo.