A sólo 7 kilómetros del mar Adriático, en una hermosa posición en las últimas estribaciones que separan los valles de Tenna y Ete Vivo, Fermo se asienta en torno a una empinada colina dominada por la Catedral. Le asombrarán sus extraordinarias vistas panorámicas del mar y las colinas, desde las amplias a lo largo de las carreteras de circunvalación y desde la colina del Girfalco hasta los atisbos que encontrará, a menudo repentinos, que se abren entre los tejados o las paredes de las casas.
Podrá captar su encanto y belleza mientras pasea por las estrechas y sinuosas calles, a menudo todavía de terracota -herencia de los orígenes romanos y medievales- y por las callejuelas bordeadas de casas oscuras. O observando los palazzetti del siglo XV, los edificios renacentistas que dan testimonio de la ciudad a lo largo de los siglos: los encontrará entre Corso Cavour y Corso Cefalonia, pero también en la Piazza del Popolo.
El corazón y símbolo de Fermo es precisamente la Piazza del Popolo, que siempre ha sido espectadora y parte activa de los acontecimientos de la ciudad, y también una terraza panorámica a la entrada de la colina del Girfalco. A ella se asoman monumentos emblemáticos de la ciudad, como el renacentista Palazzo dei Priori, con la Pinacoteca Cívica, y la Sala del Mappamondo, que alberga la colección más antigua de la Biblioteca Cívica y toma su nombre del mapamundi dibujado en 1713 por el cartógrafo Amanzio Moroncelli di Fabriano, el Palacio Apostólico, o la Catedral con su fachada asimétrica de piedra de Istria y en su interior un tesoro de obras de arte como un icono greco-bizantino del siglo XII o los restos del suelo de mosaico de la anterior iglesia paleocristiana del siglo V sobre la que se construyó. La plaza, con sus dos logias, es también lugar de mercados, reuniones y relajantes paseos bajo los soportales. Muy hermosa es la logia colgante que conecta el Palacio de los Priores con el Palacio de los Estudios: recorra la logia pero mirando hacia arriba para no perderse los bellos frescos que adornan sus bóvedas. Y si por casualidad se encuentra en Fermo un jueves por la noche en verano, entre julio y agosto, no se pierda el mercado de antigüedades y artesanía que tiene lugar justo bajo los pórticos de la plaza.