Gradara
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La fortaleza de Gradara y su burgo fortificado son una de las estructuras medievales mejor conservadas de Las Marcas y las dos murallas que protegen la fortaleza, la más externa de las cuales se extiende a lo largo de casi 800 metros, hacen de ella una de las más imponentes.
El castillo surge en una colina a 142 metros sobre el nivel del mar y el “mastio”, la torre principal, se erige a 30 metros, dominando todo el valle.
La afortunada posición de gradara hace de ella, desde tiempos antiguos, un cruce de caminos, de comercio y de gentes: durante la edad media fue uno de los principales escenarios de luchas entre los ejércitos del Estado Pontificio y los de las turbulentas familias marquesanas y romañolas, mientras que, en nuestros días, gracias a la cercanía del mar, se convierte en una de las principales metas turísticas de Italia: la Riviera Marquesano-Romañola.
El “mastio” fue construido en torno al año 1150 por la potente familia de los De Griffo, pero fueron los Malatesta los que edificaron la fortaleza y las dos murallas entre los siglo XIII y XIV dando a Gradara su aspecto actual.
Gradara pasará a través de distintas manos, algunas de las cuales de las más importantes familias de la península que se disputarán su posesión: los Borgia, los Della Rovere y los Médici. El óptimo estado de conservación de la fortaleza se debe al ingeniero Umberto Zanvettori que, en torno al 1920, volverá a dar a la fortaleza su antiguo esplendor.
Gradara surge en un territorio lleno de olivos, viñedos y con una antigua tradición culinaria. Los típicos mesones y restaurantes de Gradara ofrecen una óptima cocina tanto de Las Marcas como de Emilia Romaña, donde degustar platos de ambas tradiciones gastronómicas.
El plato típico de Gradara son los “Tagliolini con la Bomba”, un plato de la tradición campesina con un curioso nombre que deriva de su forma de preparación. Con la iniciativa “El Medievo a la mesa”, Gradara exhibe su vocación histórica, y en particular medieval, a través de una serie de jornadas dedicadas a la cocina medieval, organizadas durante el año, en las que los restaurantes del burgo se transforman en tabernas del siglo XV, todo un viaje al pasado. El evento principal de Gradara es el “Asedio al Castillo”, una evocación histórica del terrible asedio del 1446.
Tiene lugar el penúltimo fin de semana de julio y se abre con un gran espectáculo pirotécnico-musical y una representación del asedio con más de cien participantes, con caballos y efectos especiales. Se prosigue con las jornadas medievales dentro del casco histórico. No hay que dejar de ver tampoco "The Dragon Castle", el festival céltico más mágico de Italia dedicado a las fábulas y los sueños para descubrir el encanto de un mundo que vive y se nutre de fantasía.
La tradición cuenta que la historia de Paolo y Francesca, los dos amantes que Dante colocará en el círculo de los lujuriosos, tuvo como escenario el Castillo de Gradara. Condenados a la maldición eterna pero también a la eterna celebración, los dos amantes son el símbolo del amor puro e incondicional.