Día de la Mujer: historia y símbolos en Italia

Según la tradición, el Día de la Mujer se celebra en algunos países desde 1908 en memoria de las obreras que perdieron la vida en el incendio de una fábrica de Nueva York el 8 de marzo de ese año, pero de la que no quedan rastros históricos. El Partido Socialista de América organizó el 28 de febrero de 1909 una manifestación en apoyo a las obreras, que protestaban por unas mejores condiciones de trabajo, un salario más alto y el derecho al voto. Es así como se estableció un «Día de la Mujer».

El incendio en la fábrica del que sí quedan testimonios históricos tuvo lugar el 25 de marzo de 1911. En él murieron más de un centenar de obreras y una veintena de hombres, siendo el accidente industrial más grave de la historia de Estados Unidos, que tuvo como consecuencia la multiplicación de las protestas.

La Primera Guerra Mundial interrumpió las celebraciones del Día de la Mujer en los países implicados en el conflicto. Así pues, la celebración del 8 de marzo también conmemora la protesta de las mujeres rusas en San Petersburgo en 1917, cuando salieron a las calles para exigir el fin de la guerra.

En Italia, el primer Día de la Mujer se celebró en 1922, pero asumió un significado particular en 1945, cuando la Unión de mujeres italianas lo celebró en las zonas ya liberadas del fascismo.

En 1977 se estableció, mediante una resolución de la Organización de las Naciones Unidas, el Día Internacional de los Derechos de la Mujer, que constituye una fecha importante para reflexionar sobre el camino recorrido y mirar hacia el futuro con un enfoque global. Este año, la ONU ha elegido el mundo del trabajo como tema central para la conmemoración del 8 de marzo. En concreto, el mundo digital y la tecnología son temas importantes relacionados con las oportunidades de empoderamiento del trabajo femenino y para seguir avanzando en la igualdad de género.

En Italia, es costumbre regalar un ramo de mimosas y organizar encuentros e iniciativas lúdicas y culturales para festejar las conquistas obtenidas y reflexionar sobre los desafíos que todavía quedan por afrontar en el futuro.

Muchos se preguntan por qué la mimosa es el símbolo del Día de la Mujer. La respuesta está en tres mujeres. En 1946, Teresa Noce, Rita Montagnana y Teresa Mattei propusieron como símbolo esta flor que florece a principios de marzo y que, a pesar de su aparente fragilidad, crece incluso en los suelos más difíciles. Así pues, la mimosa es un símbolo perfecto para representar la lucha de la emancipación femenina.

Tal vez menos simbólico, pero igualmente icónico, es el postre típico del Día de la Mujer en Italia. Se trata de la tarta mimosa, un homenaje gastronómico a la flor amarilla hecha de bizcocho y de crema pastelera. Es un verdadero clásico de la pastelería made in Italy, goloso y escenográfico, que fue creado en Riegi, Lacio, en los años 50.

El Día de la Mujer es también una oportunidad para celebrar a aquellas mujeres que, con su historia, su pasión y su coraje han revolucionado el mundo, marcando un hito importante en la historia del progreso de la civilización.

Una de las mujeres de nacionalidad italiana que merecen ser recordadas en el día especial del 8 de marzo es, sin duda alguna, Francesca Saverio Cabrini, que cruzó el Atlántico 28 veces y que incluso escaló los Andes. Considerada la patrona de los emigrantes, fundó la Orden de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús. Gracias a ella, se fundaron escuelas, guarderías, internados, orfanatos y hospitales dedicados a dar asistencia a los inmigrantes italianos en las Américas. Además, fue la primera ciudadana estadounidense en ser proclamada santa, en 1946.

El Día de la Mujer es también una oportunidad para homenajear a muchas compatriotas, que han contribuido al progreso de la civilización italiana. Por ejemplo, Grazia Deledda, que fue la primera mujer italiana en recibir el Premio Nobel de Literatura en 1926. Rita Levi Montalcini, que obtuvo el Premio Nobel de Medicina en 1986. Margherita Hack, astrofísica y divulgadora científica famosa en todo el mundo. Lina Wertmüller, la primera mujer en recibir una nominación al Oscar como Mejor Director en 1977 por la película Pasqualino Settebellezze (Pascualino Siete Bellezas) y en obtener uno en 2020 como reconocimiento a su carrera. Solo por nombrar algunas.

Y no olvidemos a Nilde Iotti, la primera mujer en ser elegida presidenta de la Cámara de Diputados en 1979, cargo que ocupó hasta 1992, y a Tina Anselmi, primera ministra de Italia en 1976.

Además, son también muchas las italianas que merecen ser recordadas como «exploradoras» por el coraje de viajar y vivir nuevas experiencias en otros países. Por ejemplo, la periodista Cristina Trivulzio di Belgiojoso, quien fue la primera viajera italiana sobre la que se tiene documentación gracias a sus diarios, en los que narró sus viajes por Europa y hasta Oriente Medio. Y también, Carla Serena y Amalia Nizzoli, quienes, respectivamente en Irán y Egipto, fueron observadoras especiales de las mujeres árabes más allá de los prejuicios. Giuseppina Croci, experta en hilado, quien en 1890 partió hacia Shanghai para instruir a las mujeres chinas en el uso de las máquinas de hilado mecánicas. Elena de Orleans, esposa del duque Manuel Filiberto, llamada la «princesa beduina» por sus viajes individuales a África, sin la compañía de su marido ni de su familia. En fin, la lista de «viajeras» excelentes es larguísima. Eva Mameli Calvino, célebre botánica, que trabajó en Cuba. Mantea, la baronesa piamontesa Gina Sobrero, que llegó hasta Hawái. Adriana Dottorelli, que viajó por placer con su marido a la América de los años 30 y que llegó a ser muy conocida en Estados Unidos.

Entre las contemporáneas, no debemos olvidar en este aniversario a Francesca Bonardi Tucci, fallecida en 2014. En sus últimos años, Francesca Bonardi fue superintendente de bienes arqueológicos de Emilia Romagna, Lombardía y Cerdeña y, siendo joven, acompañó como fotógrafa a su marido investigador y arqueólogo a Oriente. Sus fotos son un valioso testimonio de cómo han cambiado los hábitos de viaje a lo largo de un siglo.

Entre las mujeres que han «dejado su huella» en la historia está «nuestra AstroSamantha», Samantha Cristoforetti, la primera italiana en volar al espacio y la primera europea al mando de la Estación Espacial Internacional.

La lista de mujeres que han hecho historia con sus extraordinarias vidas y que han ayudado a romper el llamado «techo de cristal» es interminable. Pero la Fiesta del 8 de marzo no solo está dedicada a los nombres famosos que aparecen en los libros o en las crónicas. El Día Internacional de los Derechos de la Mujer celebra sobre todo a las «heroínas anónimas», cuyo nombre se pierde con el paso del tiempo, pero que, con su coraje o su sacrificio, han permitido alcanzar las victorias de la civilización, que hacen más libres a las mujeres de hoy.