Resumen
El castillo que domina el centro de Brunico desde la colina Kü hbergl, al sur del pueblo, tiene algo de cuento de hadas, con esas paredes de piedra y las almenas medievales que llegan hasta la cima de la torre del homenaje, una torre sólida y poderosa, mientras que más abajo corre un giro de murallas renacentistas, añadidas en 1518. Aquí, desde mediados del siglo XIII, residían los príncipes-obispos de Bresanona cuando subían a visitar la ciudad, evidentemente con la intención, más que de cultivar las almas de los fieles, de reafirmar su poder terrenal y desalentar cualquier rebelión. Ni Reinhold Messner pudo permanecer inmune al encanto de este edificio. La leyenda del alpinismo mundial, que nació en Bresanona, lo hizo renovar y lo convirtió en una de las seis sedes de su sistema de museos, el Messner Mountain Museum (MMM), al que bautizó como MMM Ripa: en lengua tibetana, «ri» significa montaña y «pa» hombre. El objetivo del museo es, de hecho, explicar el estilo de vida de los pueblos de montaña y profundizar en el tema de la relación entre las personas y las montañas, y al mismo tiempo promover la reflexión sobre el difícil equilibrio entre la economía tradicional de montaña y el turismo, así como entre la cultura rural alpina y la urbana. Desde el castillo se puede disfrutar de una espléndida vista que también abarca el Plan de Corones, al que se puede llegar en teleférico desde la aldea de Riscone, donde se encuentra otra sede del Messner Mountain Museum: el MMM Corones, que emerge de la montaña a una altura de 2275 metros y ofrece cuatro panorámicas del paisaje.
