Resumen
A finales del siglo XX, Piero Portaluppi, un arquitecto milanés, proyecta un complejo residencial de via Mozart para Angelo Campiglio y sus hermanas, Gigina y Nedda, que pertenecen a la alta burguesía lombarda. Portaluppi diseña con total autonomía la villa principal, el jardín, la conserjería, el invernadero, el garaje, la piscina y la pista de tenis, cuidando los detalles más pequeños.
Lo que hace de Villa Necchi Campiglio una obra excepcional de la arquitectura lombarda es la armoniosa combinación de elementos constructivos y decorativos, desde las molduras de los techos hasta las rejas de la pista de tenis y los cubrecalores.
Gracias a la intacta estructura arquitectónica y a la historia de los muebles, de los objetos de uso y de las colecciones bien conservadas, por lo tanto casi inalteradas en el tiempo, la casa de calle Mozart sigue testimoniando la vida de una época pasada.
No hay que olvidar las donaciones de Claudia Gian Ferrari, que añade a la visita una colección de obras de arte de principios del siglo XX, y la de Alighiero y Emilietta de' Micheli, que sacan a la luz pinturas y artes decorativas del siglo XVIII.
La riqueza y la calidad de los objetos y de las obras de arte que se encuentran en ella hacen de Villa Necchi Campiglio un verdadero museo de arte decorativo: desde los muebles franceses en estilo 'Luis XV' a las platas inglesas del siglo XIX, desde los preciosos tapices de Bruselas a los varios objetos de arte oriental en bronce y porcelana.
En esta casa, incluso hoy en día, según lo deseado por sus habitantes, se mantiene un ambiente doméstico, gracias también a la presencia de objetos cotidianos.
